"Nadie está realmente seguro de qué está pasando. La gente es prudente, aunque no tienen miedo. Simplemente están esperando a que todo vuelva a ser seguro", dice Mohamed.
Según Mohamed, la situación todavía es manejable. "El gobierno está tomando medidas para contener y gestionar la situación. El cierre de los puertos solo ha ocurrido hoy. Además, lo que está pasando es que las operaciones se han reducido. La situación no es horrible, lo único es que el puerto está muy concurrido en este momento con los granos de cacao, anacardos y mangos".
Costa de Marfil está actualmente en temporada del mango, que está a punto de acabarse. Mientras Mohamed es moderadamente optimista, reconoce que habrá terribles consecuencias económicas si esta situación continúa durante mucho más tiempo. "Los mangos se estropean rápidamente. Si nuestros mangos siguen parados en los puertos debido a las inspecciones durante mucho más tiempo, ya no serán aptos para su exportación. Si esto ocurre, mucha gente perderá mucho dinero".
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La crisis actual tiene que ver con los elementos rebeldes del ejército marfileño, que se ha mostrado muy indignado con el gobierno puesto que no ha recibido el salario prometido. Los disturbios se centran principalmente en las ciudades de Abidjan, Bouaké y Korhogo, siendo Korhogo el mayor productor de mangos. "Es una situación lamentable que sabíamos que iba a pasar. Esta gente ayudó al gobierno actual a hacerse con el poder. Han perdido a familiares y ahora esperan lo que se les había prometido. Todos sabíamos que volverían a enfadarse", dice Mohamed.
Además, hay varias estaciones de empaquetado del mango que ya se habían cerrado. "El mango es un producto perecedero, una vez que está en la estación de empaquetado, hay un tiempo limitado de preparación para su exportación. Por lo que, si no son capaces de mantener los tiempos del empaquetado del mango, afectará a la calidad para su exportación. Es un riesgo que hay que correr, y, como resultado, muchas empresas decidieron cerrar sus estaciones de empaquetado además de amotinarse pidiendo a la población que permaneciera en sus hogares. Y, de todas formas, según nos acercamos al final de la temporada, preferirían cesar su actividad".
"Esperamos que la situación se resuelva rápidamente. Nadie quiere esto. A nadie le interesa ya las guerras", dice Mohamed.
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Mohamed L. Diaby
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Author: Peter Duivenvoorde / Yzza Ibrahim