Dependiendo del productor, la cosecha de chalotas tradicionales comienza a finales de junio o mediados de julio con chalotas recogidas a mano, bulbo a bulbo. Continuará hasta mediados de agosto con la recogida manual y el secado en el campo. Aunque el inicio de la temporada estuvo marcado por un tiempo lluvioso que repercutió en los volúmenes, se esperan chalotas de buena calidad para esta campaña tras la escasez de mayo y junio. "Las condiciones meteorológicas de finales de junio no simplificaron el inicio de la cosecha, lo que provocó una pequeña escasez de productos en mayo y junio. Los volúmenes de chalotas tradicionales para la temporada 2021/2022 serán mayores. Pero esperamos que el buen tiempo de julio nos permita tener un producto de calidad que responda a las expectativas de los clientes", explica Gérard Quillévéré, director de la sociedad Pouliquen.
Ante la falta de volumen en el mercado al principio de la temporada, la demanda fue relativamente alta. "La demanda fue muy fuerte a principios de julio y, naturalmente, se calmó entre el 14 de julio y el 15 de agosto. Sin embargo, nos enfrentamos a una fuerte competencia en los mercados europeos con productos procedentes de Turquía.
En cuanto a los precios de principio de temporada, se ajustan a lo normal tras un final de temporada muy especial".
Acerca de Pouliquen
Con sede en Bretaña, el Grupo Pouliquen es uno de los principales agentes clave del mercado de la chalota tradicional en Francia, Alemania e Italia. En 2020, la empresa vendió unas 10.000 toneladas de chalotas y cebollas rosas. Las ventas de chalotas representan el 50% de la facturación total de la empresa. Además de los Allium, Pouliquen comercializa otros productos de la gama Prince de Bretagne, como coles, alcachofas, tomates y verduras antiguas, en una veintena de países extranjeros de Europa y para la exportación a gran escala. Las exportaciones representan el 70% de la facturación de la empresa. "Nuestro arraigo local nos permite responder a las expectativas de nuestros clientes respetando el trabajo de nuestros productores. También nos apoyamos en nuestras certificaciones (IFS, Globalgap, Ecocert...) que demuestran nuestra voluntad de garantizar a nuestros clientes la seguridad alimentaria y el respeto de los procedimientos. También tenemos perspectivas de desarrollar la producción ecológica en colaboración con los productores de Prince de Bretagne, así como la voluntad de progresar en cuanto a nuestros compromisos de RSE".
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Gérard Quillévéré
Pouliquen
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