El ajo español encara varios meses de ventas tranquilas en un mercado europeo cuya oferta de terceros países no para de aumentar. Así pues, el ajo de España se está viendo cada vez más desplazado por otros orígenes con menores costes de producción y precios más bajos.
"Llevamos dos o tres meses con un mercado casi totalmente parado. Las ventas son muy tranquilas y solo cubren pedidos de clientes habituales con contratos cerrados previamente", cuenta Luis Fernando Rubio, director de la Asociación de Productores y Comercializadores de Ajos (ANPCA).
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Los precios de compra en campo son altos y, por tanto, también lo están siendo los precios de venta al mercado, aunque las cantidades comercializadas son más escasas. Y es que, pese a mantenerse una superficie plantada de ajo similar a la de la campaña pasada, este año se ha reducido la producción total en torno a un 15%, siendo mucho más elevada la caída en el caso del ajo Morado, alrededor de un 30% debido al impacto de olas de calor, virus y hongos. Por otra parte, los costes de producción han aumentado en torno a un 30% en los dos últimos años.
"En un contexto de precios altos para el ajo español, están aumentando de forma desmesurada las importaciones de países terceros a precios más bajos, especialmente Egipto, que se ha convertido en el origen más importado en Europa. También crecen de forma significativa las importaciones de Turquía y se están incorporando nuevos orígenes que anteriormente no exportaban y que apenas producen ajo, sino que incluso lo importan de China", explica Luis Fernando Rubio.
"El constante aumento de las importaciones de ajo de países terceros está afectando mucho a los productores españoles. Es imposible competir en precios con el producto de estos países cuyos costes de producción son sustancialmente más bajos", indica el director de la ANPCA. "Por primera vez desde que se impuso, se ha cubierto el cupo máximo de importaciones de países de fuera de la UE".
"El ajo español está perdiendo cuota de mercado frente a estos orígenes", señala Rubio. "O se toman medidas urgentes o la producción europea desaparecerá. El aumento de los costes incluye una reducción de los rendimientos en las cosechas debido al impacto de las plagas y enfermedades, debido al uso de materias activas ineficaces para combatirlas como resultado de las restricciones impuestas por la Comisión Europea, cuyo objetivo es proteger la salud de los consumidores europeos. No obstante, se permite la entrada de producto ajeno a estas regulaciones y sin ningún tipo de control", denuncia el director de la ANPCA.
Luis Fernando Rubio recuerda que habría de actualizar el arancel disuasorio de 1,20 € por kilo establecido en 2001 como 'escudo' para la producción europea. "El arancel disuasorio está totalmente desfasado si tenemos en cuenta los costes de producción actuales. Solo teniendo en cuenta el coste del IPC, el arancel debería ubicarse en al menos 2,04 €.
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