La cosecha de cebolla terminó a finales de octubre en España y las cámaras de conservación están llenas para los próximos meses. La campaña avanza con buenos precios para los calibres grandes debido a su menor disponibilidad este año, mientras que los precios de las cebollas pequeñas se encuentran bajo presión.
Así lo cuenta Álvaro Adrián, director comercial de la empresa valenciana Constantino Adrián, que ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años y que apunta a convertirse en un actor importante gracias a la apuesta por la automatización y digitalización de todos los procesos.
© Constantino Adrián
Fundada hace más de 70 años, esta empresa familiar valenciana produce y comercializa cebollas durante todo el año, principalmente de España, aunque también del hemisferio sur en período de contraestación.
"En España, nuestras cebollas proceden de Valencia, Murcia, Almería, Córdoba, Sevilla y Castilla-La Mancha, y desde hace unos 12 o 15 años, suministramos de Castilla y León y Huesca. Con el tiempo, nos hemos vuelto especialistas en la comercialización de cebolla del norte de España, donde contamos con agricultores muy fieles y un volumen de unos 8 millones de kilos", destaca Álvaro Adrián.
"En el periodo en el que la cebolla española pierde un poco de calidad y es más difícil conservarla, recurrimos a la importación, especialmente de Perú y Chile, con variedades similares en forma y color a la cebolla española. En menor medida, también importamos de otros orígenes como Senegal, Sudáfrica, etc. Nuestro objetivo es suministrar siempre la mejor cebolla disponible en cada momento", señala.
Con sede en Sollana, Valencia, la empresa cuenta también con instalaciones en Albacete y Ciudad Real. Su producción se destina en un 100% a cadenas de supermercados tanto en España como en el resto de Europa.
"En Europa competimos con la cebolla holandesa principalmente, que puede ofrecer precios muy competitivos por su alta mecanización y automatización, aunque en cualidades organolépticas y sobre todo en calibre, creo que la cebolla española no tiene rival", sostiene Adrián.
Constantino Adrián ha pasado de facturar 3 millones de euros hace unos 8 años a 20 millones de euros en la pasada campaña, siendo capaz de emplear a 140 personas en plena campaña.
© Constantino Adrián
"Dimos un salto cuantitativo y cualitativo importante cuando empezamos a trabajar con Mercadona, la cadena de supermercados más importante en España. Mi hermano Tino y yo somos la tercera generación de esta empresa familiar y tenemos una visión muy clara: el futuro del sector de la cebolla pasa por la automatización y la digitalización. Quien no invierta en esto, dejará de existir, ya que cada vez es más complicado obtener márgenes de beneficio para cubrir los altos costes de producción en un sector con problemas para encontrar mano de obra y con altos niveles de absentismo laboral, además de otros retos como la falta de agua o de tierra cultivable", indica Álvaro.
"Estamos invirtiendo cada año una parte importante de nuestros beneficios en maquinaria de clasificación y en automatizar los procesos tanto en el campo como en la central de envasado y la conservación. De hecho, el año que viene tenemos proyectada la construcción de una nave de 3.000 metros cuadrados con tecnología de última generación. Para ello, es importante apoyarse en una cartera de clientes consolidada y fiel".
"Aún no podemos compararnos con el nivel de automatización de Países Bajos, pero sabemos que esta es la dirección a seguir y tenemos muchas ganas e ilusión. Queremos ser un referente en cebolla", resalta Álvaro Adrián.
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Álvaro Adrián Ferrando
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