El mercado brasileño del ajo vive una de sus etapas más complejas de los últimos años. Así lo afirma Luís Carlos de Souza, CEO de Comercial Paty Importação Ltda., quien describe un escenario presionado por mayores volúmenes locales, incrementos de oferta en países vecinos y, sobre todo, por las decisiones del gobierno brasileño respecto al ajo chino.
"El mercado está muy mal", resume De Souza. Según explica, Brasil entró en 2024 con un remanente elevado de la última cosecha, alrededor del 30-45% del ajo brasileño seguía sin vender cuando comenzaron a llegar señales de mayor oferta desde Argentina y China. A esto se sumó un incremento de la superficie plantada en Brasil, que alcanzó en torno a 15 millones de cajas, impulsado por la buena rentabilidad del año previo.
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Argentina, tradicional proveedor del mercado brasileño, también llega este año con un 20-25% más de producción, favorecida por el clima y por un aumento en la siembra. Según De Souza, este volumen adicional coincide con un mercado global desacelerado: "Hay mucha duda en el mercado mundial. Los precios están frenados y la oferta es demasiado grande".
"El mayor impacto, sin embargo, provino de un cambio regulatorio en Brasil. Cuatro empresas latinoamericanas litigaron para reducir a cero la tarifa antidumping que históricamente encarecía la importación de ajo chino. Este año lograron un acuerdo que permite ingresar ajo de China sin pagar antidumping, siempre y cuando se respete un precio pactado de 16,90-17 dólares", explica.
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El resultado fue inmediato: el ajo chino comenzó a entrar a Brasil a un costo final cercano a 25 dólares la caja, creando un "techo de precio" que arrastró hacia abajo al ajo argentino, mexicano, chileno, peruano e incluso al nacional.
"Ese acuerdo no sirve para nosotros, los productores brasileños", afirma De Souza, señalando que el costo local de producción ronda los 120 reales, muy próximo al precio al que el ajo importado entra tras el acuerdo. "Eso perjudicó mucho el mercado en Brasil y aparentemente también influenció los precios a nivel global".
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Los mercados de México, EE. UU. y España, según De Souza, han frenado compras a la espera de que Brasil libere precios a la baja, lo que añade aún más presión. En el caso de México, Brasil cuenta con un cupo limitado de importación libre de arancel, pero "es tan corto que casi no da tiempo a completar la operación", por lo que casi no ha ingresado ajo mexicano en los últimos dos años.
Con superproducción simultánea en Brasil, Argentina y China, y un mercado global lento, las perspectivas a corto plazo siguen siendo difíciles. Aun así, de Souza se mantiene cauteloso: "La tendencia es que mejore, pero hoy está muy complicado. No sabemos qué va a pasar".
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Luís Carlos de Souza
Comercial Paty Importação Ltda.
Brasil
Tel.: +55 11 99607-6469
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