“En mi opinión, es una forma de dar un valor añadido a los productos, de darles la importancia que se merecen”, explica Massimo Bellotti, international sales manager en Group Guillin. Desde esta empresa confían en que, con este tipo de empaquetado, los alimentos no se desperdicien, siendo mejor valorados. “La uva a granel no puede funcionar, sabemos que hay un porcentaje que no se aprovecha”, añade Bellotti.
Esta empresa francesa ha sacado este modelo de envase pensado y diseñado especialmente para uvas. Se trata de un producto fabricado con plástico 100% reciclado y que las distintas empresas que quieran comercializar sus productos en él pueden poner la pegatina de su propia marca. “Aunque lleva dos años en el mercado, se trata de un sector muy conservador y muchas empresas se sienten reticentes a cambios”, dice Bellotti. No obstante, han reproducido distintas versiones en cuanto a capacidad (500gr, 650gr. y 750gr.) para adaptarse a las necesidades de cada cliente.
Hasta el momento, países como Francia, Alemania y tímidamente España han empezado la comercialización de este modelo de tarrina. “No sólo hemos tenido en cuenta un diseño atractivo, sino la logística y la fácil capacidad de transporte”, comenta Bellotti. Y es que con los primeros diseños, sólo podían ser transportadas 8 tarrinas en una caja. Sin embargo, gracias a las mejoras, se ha subido a 10. Por otra parte, en cuanto a su utilización, no dista del fácil manejo que las ya tradicionales rectangulares ofrecía.
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Massimo Bellotti
Groupe Guillin
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