En estos, momentos, el ajo ya manipulado cotiza entre 1,20 y 1,50 euros el kilo dependiendo de variedades y calibres y, “aunque la media de precios del ajo es algo superior a la que se estuvo pagando en verano, continúa sin cubrir los costes de producción, ya que a estas alturas de campaña aumentan los costes por la pérdida de peso del producto por deshidratación, así como los de almacenamiento en cámara”, cuenta Óscar Requena, de la empresa española Allium Prodiber.
“La oferta de ajo ha aumentado de forma poco estructurada desde hace tres años debido a que los buenos resultados de campañas anteriores motivaron a productores esporádicos a cultivar productos agrícolas como el ajo, la cebolla o la patata, en un contexto de crisis y desempleo”, continúa.
Por otra parte, Óscar Requena recalca que “falta unidad en el sector. Muchos productores tratan de liquidar sus producciones vendiendo a precios por debajo de los costes, algo que acaba repercutiendo a todo el sector”, señala.
“Si no fuera por este tipo de prácticas, los ajos se podrían haber vendido hasta 30 céntimos más caros durante las tres últimas campañas”, añade. “Debería haber más unión en el sector para así marcar nosotros los precios y no los importadores europeos”, afirma Requena.
Con alrededor de 300 hectáreas de plantaciones propias distribuidas en Castilla-La Mancha, Andalucía y Castilla y León, Allium Prodiber suministra ajos de las variedades Spring, Blanco y Morado con la marca OSVI durante todo el año tanto al mercado nacional como al de exportación.
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