Tras una primera revisión completa por parte de los representantes oficiales de la Oficina de Estadísticas, ha quedado claro que se cosecharán en torno a 15 decitoneladas (1dt = 100 kg = 0,1 t) por hectárea (ha) debido a que la fructificación se produjo entre mediados de mayo y principios de junio. Con una superficie de cultivo de alrededor de 2.075 ha en el suroeste del país, se llegará aproximadamente a las 31.150 dt, lo que supone tan solo una quinta parte de la media de los años 2011 a 2016 (145.000). El año pasado, en comparación, la cosecha fue reducida, con tal solo 108.000 dt. Las heladas tardías en torno al 20 de abril, con temperaturas de hasta -7 ºC, son las responsables de muchas de las pérdidas.
Las cerezas ácidas se utilizan sobre todo para elaborar productos procesados, como mermeladas o zumos. Si el tiempo se mantiene en parámetros normales hasta la cosecha, los productores prevén 44 dt/ha, todavía más por debajo de los ya malos resultados del año pasado (48 dt/ha). Según la superficie de cultivo del año pasado, cercana a las 200 ha, se pueden prever 9.000 dt de cerezas ácidas. Esta producción es un 42% menor que la media de 2011 a 2016, y un 16% inferior a la de la temporada anterior.
Se pronostica que la producción de ciruelas y ciruelas damascenas superará ligeramente las 29 dt/ha. Con una superficie de 1.500 ha, esta cifra asciende a 44.200 dt: tres cuartas partes menos que la media 2011-2016, 165.200 dt. El año pasado ya había sido un año de volúmenes reducidos, 125.200 dt.