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La producción de damasco en Mendoza, Argentina, se duplica en 2017

La última campaña de damascos del Mercado Central de Buenos Aires ha sido muy favorable, con un incremento del 68,2%, 1500 toneladas más que en la temporada anterior, en la que se obtuvieron unos ingresos totales de 892 toneladas, según informa el boletín semanal publicado por el MCBA.

En los últimos 20 años la línea que había seguido la producción de damascos era de descenso, en especial en la temporada 2013-2014, algo que se debió a las intensas heladas tardías ocurridas en la segunda quincena de septiembre, que perjudicaron gravemente a las plantas en una época crítica, durante el cuajado de los frutos.



La provincia con mayor participación ha sido Mendoza, con casi el 80% del total de ingresos de damascos que se registraron en el Mercado Central de Buenos Aires. La producción estimada en 2017 superó ampliamente la del año anterior, alcanzando casi los 8 millones de kilos, 6 de los cuales se destinaron a industria. 

Es precisamente en la provincia de Mendoza donde el cultivo del damasco constituye una de sus principales producciones además del cerezo. En ella se cultivan unas 800 hectáreas activas de producción de damascos, una fruta que a pesar de ser temprana, ha visto como paulatinamente se ha ido retrayendo la superficie dedicada a su cultivo, reduciéndose en hasta un 50% en los últimos años. 

A pesar de estas condiciones la menor oferta que se dio en 2016 debido también a las heladas del mes de septiembre, trajo consigo buenos precios para la venta, lo que sin duda pudo ser alentador para las expectativas del siguiente año aumentando la cantidad de producción en la zona de Mendoza y haciendo bajar al mismo tiempo sus precios.
Aun así, los valores medios están siendo bajos, debido en parte a la baja rentabilidad del cultivo y a su escasa conservación (no más de tres semanas), algo que genera muchos límites a la hora de su comercialización. Por otra parte, la mayoría de las variedades se concentran en los meses de noviembre y diciembre, no habiendo oferta el resto del año, factores que sumados al bajo precio del damasco y a sus altos costes de producción, lo convierten en un cultivo muy poco atractivo para los productores a corto plazo.