Debido a las condiciones meteorológicas de 2018, los huertos de cerezos han tenido que hacer frente a todo tipo de problemas: Monilia, Botrytis, moscas, Drosophila, áfidos e incluso a Forficulae. El producto de quienes no han intervenido en el momento adecuado, se verá muy perjudicado.
El 14 de junio se celebraron en Vignola (Módena) unas jornadas técnicas organizadas por Crpv y el Consorzio Ciliegia di Vignola IGP. Stefano Caruso y Giacomo Vaccari, del Consorzio Fitosanitario Modena, hablaron sobre la situación de Drosophila suzukii y sobre las trampas y el control.
"La población de Drosophila parecía baja después del invierno, pero no era más que una ilusión. Aquellos que no aplicaron los tratamientos ni cubrieron los huertos con mallas no podrán salvar la fruta. Es un año difícil gracias también a la mayor presencia de Monilia. Rhagoletis cerasi también ha vuelto. Este año se presenta muy complicado".
Giacomo Vaccari enseñó las tres trampas más utilizadas actualmente en diferentes pruebas experimentales. Las primeras utilizan como cebo una mezcla de vino y vinagre de manzana llamada Drosky Drink. El problema es que se debe renovar cada semana. Resulta útil cuando acaba el invierno para controlar las generaciones, pero es menos eficaz en el periodo de envero.
El segundo modelo también utiliza vinagre, pero tiene un periodo de actividad más largo.
El tercer modelo lleva un cebo muy selectivo y deltametrina en la parte superior de la tapa. El kit dura una temporada y todavía está en fase de prueba.
"En cuanto a la captura en masa, sería importante trazar planes territoriales y no solo empresariales. Se debería tratar una gran superficie para contener la población de Drosophila, de lo contrario, se corre el riesgo de que un huerto de cerezos abandonado se convierta en un punto de inoculación".
Crpv ofreció una exposición en el mercado hortofrutícola de Vignola. Las variedades principales fueron presentadas por Danieel Missere y Chiara Etiopi.