Agroilla, una empresa líder en el sector hortofrutícola de las Islas Baleares, ubica sus fincas de fresas en Manacor, Mallorca, donde crecen tanto en invernaderos y estructuras de malla como en campo abierto. De acuerdo con Sergi Boleda, técnico de campo de Agroilla, son muchas las ventajas de poder producir en invernadero, ya que, al proteger el producto de las inclemencias del tiempo, permite obtener unas
cualidades organolépticas superiores, especialmente en color y forma.
A diferencia de la zona de Huelva, es evidente que el clima mediterráneo en las Islas Baleares no es igual que el clima de la península y por ello, emplean variedades adecuadas a dichas condiciones, adaptándose así a la humedad, que es relativamente más elevada. Para ello, usan variedades remontantes, en lugar de las de días cortos, como por ejemplo la Diamante o la Scape.
Aunque los campos producen fresas durante todo el año, el grueso de producción de estas variedades se da de mayo a octubre, temporada que coincide con la mayor afluencia de turistas a las islas Baleares y con el final de la campaña de fresa de Huelva.
“De momento, Agroilla destina su producción al mercado balear, lo cual supone muchas ventajas de transporte y asegura la máxima frescura a sus clientes. Siendo un producto destinado al cliente local, supone una reducción de tiempo entre la recolección y el consumo de la fruta, un hecho que influye directamente, teniendo en cuenta las altas temperaturas de verano, en la calidad de la fruta”, explica Antonio García, del departamento comercial de Agroilla. Además, “tenemos una población flotante muy importante, por lo que nos aseguramos un notable margen de negocio si tenemos en cuenta el tipo de cliente que nos visita,” añade.
De acuerdo con Antonio, la fresa de Mallorca tiene un alto valor añadido y exclusividad que atrae a los turistas que buscan lo autóctono y lo diferente. “Tal vez la fresa mallorquina no está muy reconocida en la Península, pero se trata de un producto muy valorado por los turistas, cuyo valor añadido es el ser un producto local que, acorde con el entorno rural, ha sido producido con métodos tradicionales y ancestrales, y el cual se sirve fresco, directamente del campo a la mesa.”
De todos modos, las perspectivas de Agroilla a largo plazo son las de iniciarse en el mercado de exportación. “Conocemos nuestras limitaciones en extensión de cultivos, por esta razón pretendemos concertar fincas en la península y ampliar nuestros cultivos para así poder abastecer con nuestros productos a otros países del mundo,” comenta.
Las fresas de Agroilla son envasadas a granel, de 2 o 4 kg, y en tarrinas de 500gr. siempre bajo la marca Fresa de Manacor, las cuales se dirigen principalmente a las cadenas de hostelería.
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Antonio García
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