En la región georgiana de Kajetia —conocida por sus excepcionales y únicos vinos Saperavi— los agricultores cultivan algo más que uvas de vino; en la zona también se producen varios tipos de fruta de hueso. El año pasado, con una cosecha de 25.300 toneladas, Kajetia aportó el 66% de la producción total de melocotones de Georgia. Bachuki Ruadze dirige un vivero de árboles en la región que suministra a los agricultores locales plantas jóvenes de melocotón, nectarina, cereza y kaki.
La trayectoria de Bachuki como viverista se remonta 45 años atrás, a la última década de la era soviética. "Por aquel entonces, esta zona estaba formada principalmente por viñedos y melocotoneros", recuerda. "Ahora, además de nueces y almendras, en los alrededores de Telavi se cultivan cerezas, melocotones planos, albaricoques, nectarinas e incluso moras de morera. Yo fui uno de los primeros que ayudó a diversificar los cultivos". Hoy, además de su vivero, Bachuki gestiona sus propios huertos de frutales de hueso, que producen unas 150 toneladas anuales.
Las moras tienen un sabor agridulce que las hace ideales para comerlas frescas o convertirlas en mermelada.
"Desde los años 90, no solo hay variedades locales de fruta de hueso, sino también importadas, a menudo con mejor rendimiento y calidad", explica. "En la época soviética, lo normal eran 20 toneladas por hectárea. Los mejores rendimientos no obedecen solo al uso de variedades mejoradas; una fertilización más inteligente y una gestión moderna de los campos también desempeñan un papel importante".
El vivero sigue siendo la actividad más rentable de Bachuki. Dependiendo de la especie y el cultivar, las plantas se venden por entre 2 y 8 euros cada una. Con unas 15.000 plantas vendidas al año, se obtienen unos 70.000 euros. "Los árboles de melocotones redondos y melocotones planos tienen más demanda que los de nectarinas", apunta. "Eso se debe a que hay una mayor demanda de esas variedades por parte de Rusia, que sigue siendo el principal mercado de exportación para los fruticultores georgianos".
El vivero sigue siendo la empresa más rentable de Bachuki.
Las moras de morera, en cambio, se cultivan casi exclusivamente para el mercado nacional. Georgia lleva décadas cosechando una media de 200 toneladas al año. "Empecé a cultivar moras hace seis años", dice Bachuki. "Los precios varían mucho de una temporada a otra. El año pasado, la cosecha fue escasa, pero la calidad era alta: alcanzamos una media de 9 euros por kilo. Este año, la producción es mucho mayor, pero solo conseguimos 4,50 euros por kilo".
Las moras tienen un sabor agridulce que las hace ideales para comerlas frescas o convertirlas en mermelada. Curiosamente, la fruta procede en realidad de Persia —el actual Irán—, justo al otro lado de la frontera con Georgia. Pero, ¿te has preguntado alguna vez por qué algunas moras son blancas y otras rojas?
Bachuki empezó a cultivar moras hace seis años.
Los antiguos griegos tenían una respuesta: un mito. Una de las versiones más bellas del mito la escribió el poeta romano Ovidio en sus Metamorfosis. De hecho, es el mismo cuento que inspiró la obra Romeo y Julieta de Shakespeare.
Píramo y Tisbe eran dos jóvenes amantes de la antigua Babilonia, a quienes sus familias prohibían casarse e incluso hablarse. Aun así, su amor perduró. Encontraron una grieta en el muro que separaba sus casas y se susurraban dulces palabras a través de ella en secreto.
Una noche, acordaron encontrarse junto a una morera blanca a las afueras de la ciudad. Tisbe llegó primero, pero la asustó una leona. Aterrorizada, echó a correr y accidentalmente se le cayó el velo. La leona, que acababa de matar y aún tenía sangre en las fauces, encontró el velo y lo manchó de sangre.
Cuando Píramo llegó poco después, vio el velo ensangrentado y las huellas de patas en la arena. Creyendo que Tisbe había sido asesinada, cayó sobre su espada desesperado. Poco después, Tisbe regresó y lo encontró moribundo bajo la morera. Desconsolada, le arrancó la espada del pecho y acabó con su propia vida.
La sangre de los amantes empapó las bayas blancas, tiñéndolas de rojo, un color que conservan desde entonces.
Para más información:
Bachuki Ruadze
Chumlakhi (Kakheti) - Georgia
Tel. +955 599 727 485