Las acusaciones han surgido recientemente a partir de un estudio de la Universidad de Caen que muestra que las ratas alimentadas con maíz dulce Monsanto modificado genéticamente, morían prematuramente.
La agencia europea de alimentación ha declarado que el estudio aporta pruebas insuficientes y ha solicitado que se realice un análisis en más profundidad.
La directora ejecutiva de la EFSA, Catherine Geslain-Laneelle, ha dicho que la revisión ha sido realizado por siete un ocho personas y que está respaldada por autoridades de evaluación de riesgos de Alemania y de los Países Bajos.
"Se trata de la calidad de los datos científicos. Los datos que se usan deberían respetar unos buenos estándares científicos. En ocasiones el debate se ha exagerado un poco", ha declarado.
Cuando se le ha preguntado si la EFSA se inclinaba hacia la industria de la biotecnología, Geslain-Laneelle lo ha negado. "Quiero decir que no existe prueba alguna de ello. Nos reunimos regularmente con ONG y organizaciones como Amigos de la Tierra. Los invitamos. Algunas organizaciones quizá estén interesadas en que circule esa creencia, pero no es cierta".
Ha señalado que existen normas muy estrictas para evitar que la EFSA pierda la objetividad. Por ejemplo, las personas que han trabajado en la industria de los pesticidas no tiene permitido postularse para un empleo en la organización.
La EFSA no tiene una opinión referente a los organismos modificados genéticamente, según afirma Geslain-Laneelle.
"No entra en nuestras competencias decir si nos gustan los organismos modificados genéticamente o no", ha añadido.
"Estamos aquí para limitar el riesgo. Esto no facilita nuestro trabajo porque somos científicos y trabajamos en un ambiente muy politizado", ha concluido.
Fuente: euractiv.com (en inglés y francés)