“Ya tenemos diez hectáreas cerca del Atlántico, así que esperamos añadir cinco hectáreas más a ese emplazamiento y construir uno nuevo a seis kilómetros de distancia. Este tendrá diez hectáreas que usarán agua caliente residual procedente de un incinerador nacional de basura", explica Bruno Vila. Los nuevos invernaderos serán semicerrados, lo que permitirá a Vila obtener una mayor concentración de dióxido de carbono en el interior del invernadero mientras se mantienen también unos niveles de humedad exactos. Otro factor que ha llevado a Vila a decidirse por una estructura semicerrada ha sido la creciente demanda de tomates libres de pesticidas. Debido a que varios supermercados franceses ya estaban solicitando a la empresa productos libres de químicos, Vila decidió que una estructura semicerrada era la mejor opción para controlar las plagas sin necesidad de pesticidas.
“Las estructuras semicerradas dificultan la entrada a los insectos", explica Vila, "y como cada vez hay más insectos procedentes de Norteamérica, España y Marruecos, pensé que serían adecuadas para utilizar la mínima cantidad de químicos". La estructura tendrá al menos cinco hectáreas, pero Vila espera poder ampliarla hasta quince. Sin embargo, tamaño definitivo de las dos estructuras nuevas dependerá de cuánta financiación pueda obtener Vila. Ahora que los bancos prestan menos dinero a causa de la crisis económica y que las subvenciones gubernamentales para nuevos proyectos de invernadero escasean, Vila sabe que el desarrollo de nuevos proyectos se está complicando. La clave está en demostrar a los bancos que se puede producir un producto que generará beneficios elevados respecto a la inversión.
“Debemos asegurarnos de que estamos ofreciendo algo mejor de lo que nuestros competidores pueden ofrecer", añade Vila. "Quince hectáreas, que costarán en torno a 21 millones de euros, es una inversión cuantiosa, así que es muy importante que construyamos un invernadero mejor que pueda producir tomates que tengan un sabor y una calidad superiores".
Paneles solares fotovoltaicos y espárragos
Una de las ventajas de las que disfruta Vila en un invernadero cerca de Perpiñán en la costa mediterránea es la presencia de paneles solares fotovoltaicos en el tejado. Los paneles generan energía que Vila vende a la empresa eléctrica local. Aunque Vila acaba de recoger su primera pequeña cosecha de espárragos en el nuevo invernadero equipado con paneles solares, cree que el proyecto terminará siendo una buena inversión a lo largo de su contrato de veinte años con la compañía eléctrica.“Finalizamos nuestra primera cosecha en abril, aunque fue de tamaño reducido", dice Vila. "Veremos su potencial completo en el futuro, pero estamos ganando dinero con el tejado, así que está resultando un buen negocio".
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Bruno Vila
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