Desde el punto de vista de la producción, las 1500 hectáreas que forman parte de la denominación, han producido más de 700 toneladas de zanahorias IFP, un 84 por ciento más que en 2012, cuando la producción se situó por debajo de las 400 toneladas.
Esta diferencia ha llevado a un incremento de la facturación de un 100 por cien. De hecho, ha pasado de 200 000 euros en 2012 a 423 000 este año.
Las cifras todavía son reducidas, pero son el testimonio de las importantes perspectivas de este producto. El proceso de producción garantiza la calidad, la estacionalidad y la identidad territorial, al mismo tiempo que mantiene unos costes bajos y un desarrollo constante.
En el origen de este crecimiento se encuentra el trabajo del consorcio, que ha coordinado a sus miembros, cada vez más dispuestos a invertir en un producto tan excelente. El presidente Carmelo Calabrese, explica: "Desde que se creó el consorcio, hemos invertido mucho en promoción y comunicación para que las empresas individuales incrementaran sus ventas. Logramos que nuestro producto destacara y enfatizar sus características como la estacionalidad, la frescura, los buenos valores organolépticos, una zona de producción especial y el hecho de que es local. Es un valor añadido que nos hace tener una actitud positiva hacia el futuro".
Un crecimiento tan importante en términos de cantidad y valor abre nuevas opciones y parece requerir un nuevo impulso del territorio. "Necesitamos ampliar nuestra zona de producción, tanto en términos de campos cultivados como de socios. Se prevé que la demanda crezca en los próximos años. La respuesta del sector minorista en el centro y el norte de Italia ha sido buena, pues a los consumidores les ha gustado el producto y se ofreció la información necesaria. Este canal puede hacer mucho por nosotros, y por ello vamos a protegerlo".