La Asociación Mexicana de Horticultura Protegida (AMHPAC), fundada con el fin de convertir a la industria de la agricultura protegida mexicana en un gremio sólido, actualmente concentra a productores de hortalizas de 24 estados del país, particularmente de tres productos.
“En primer lugar, y el de mayor importancia, es el tomate, que representa un 60% de la producción; en segundo lugar, el pepino, con aproximadamente un 22%, y por último el pimiento, que representa alrededor de un 19%”, explica Alfredo Díaz, director general de la AMHPAC. “En menor medida, se cultivan también berenjena y otras pequeñas especialidades (3%)”.
El área total de producción de los miembros asciende a 8.600 hectáreas, de las que anualmente se obtienen poco más de 1.100.000 toneladas. “Éstas en su mayoría se exportan a Estados Unidos (85-90%) y un poquito a Canadá (5-6%)”, afirma Alfredo. “Según SAGARPA, existen actualmente en México alrededor de 16.000 hectáreas de producción protegida, lo que significa que un 50% de la superficie ya forma parte de la AMHPAC”.
La membresía a AMHPAC es totalmente voluntaria. Alfredo asegura que “se trata de un organismo joven que agrupa y abre sus puertas a todo agricultor que cultive bajo algún esquema protegido, que puede variar en función de las necesidades o condiciones climatológicas. Por ejemplo, Sinaloa no requiere invernaderos de tan alta tecnología como el centro de México, ya que sus condiciones son menos severas”.
La asociación actualmente cuenta con alrededor de 230 miembros, de los cuales 170 son productores y el resto son proveedores de bienes y servicios. “Nuestro esquema consiste en sentar a ambos en la misma mesa para beneficiar al sector hortícola. Por ejemplo, las empresas que construyen invernaderos o venden insumos agrícolas son también bienvenidas en AMHPAC”.
La estrategia de AMHPAC pasa por la búsqueda continua de mejoras para sus miembros, centrándose en una serie de conceptos, tales como la mejora de la planificación agrícola mediante el acopio y análisis de información, la innovación tecnológica y la asistencia en la búsqueda de productos con valor agregado, la diversificación de los cultivos, así como la búsqueda y evaluación de nuevos mercados de exportación.
“Creemos que la mejor forma de atraer a nuevos socios es incrementando sus beneficios y su rentabilidad, incluyendo a aquellas con menos recursos, a las que se asistimos en la obtención de subsidios a través de nuestra alianza estratégica con el Conacyt y otras instituciones. En definitiva, nos parece esencial incrementar la capacidad de las empresas para seguir avanzando, ya que, en última instancia, esto beneficia en conjunto al país”, concluye Alfredo Díaz.
Para más información:
Asociación Mexicana de Horticultura Protegida A.C. (AMHPAC).
Karina Reyes
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Culiacán, Sinaloa (México)
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