En su lugar, Hsu, que nació y creció en Shanghái, pero que ahora vive en Hong Kong, ha vuelto a la naturaleza como agricultor ecológico simplemente como un modo de disfrutar de su jubilación.
Consciente de los frecuentes escándalos de seguridad alimentaria que se producen en China continental, decidió producir suficientes arándanos y aceite de semillas de té para satisfacer las necesidades de sus clientes potenciales, pero obtener beneficios no forma parte de sus planes, realmente.
Su interés por la agricultura comenzó hace ocho años, mientras todavía era presidente del Grupo Oak Maritime Group, radicado en Hong Kong — propietario de la compañía naviera Sincere Navigation Corp, que cotiza en la bolsa de Taiwán—, cuando descubrió que su visión había mejorado de pronto.
Estaba sentado en casa y se sorprendió de poder leer el periódico sin sus gafas. Hsu atribuye esta mejora de la visión en 2007 al verano que pasó en Canadá, donde disfrutaba de un bol de arándanos frescos cada día.
"Más tarde, cuando regresé a Shanghái, descubrí que ni los gestores de los restaurantes de hoteles de cinco estrellas habían oído hablar de los arándanos cuando les pedí unos pocos", asegura. Decidió intentar cambiar esto empezando a cultivar sus propios arándanos en un momento en el que los beneficios que esta fruta aporta a la salud no estaban muy extendidos.
Esto llevó a Hsu, que entonces tenía 73 años, a levantar su propia explotación de arándanos.
Durante los últimos años, muchos particulares y negocios han empezado a comprar productos agrícolas ecológicos, pues ahora la creciente clase media del país está mostrando un mayor interés en los alimentos de calidad, y también una disposición a desembolsar un poco más de dinero para adquirirlos.
"Cada vez más personas con un poder adquisitivo alto de China continental tienden a comer alimentos más sanos y a apreciar los beneficios de los productos ecológicos, que están empezando a ser más asequibles", señala Hsu. "Por tanto, esto es solo el principio".