"Debido a los largos envíos y la incertidumbre en el campo de la fiabilidad, pues solo un 70% de los envíos llegan a tiempo en la mayoría de las rutas, ha surgido la necesidad de tener en cuenta diferentes métodos de envío: barcos frigoríficos especializados, envíos de contenedores, envíos aéreos, etc., todos ellos con sus correspondientes ventajas e inconvenientes. El uso de portacontenedores ha sido más una cuestión de precio, mucho menor que el del envío aéreo, mientras que este último es la mejor opción si buscamos rapidez", explica Damas.
"En definitiva, si queremos flexibilidad en el servicio, si queremos controlar la programación, los servicios de buques frigoríficos especializados son la mejor opción, pero para el envío de contenedores no debemos olvidar que se está invirtiendo mucho en tecnología, como atmósfera controlada, la cual puede prolongar la vida útil del producto. Con los contenedores también tenemos mucha más capacidad".
Por consiguiente, las tendencias están favoreciendo el intercambio. "Seatrade, el mayor operador especializado en contenedores frigoríficos, ha invertido en portacontenedores totalmente celulares, mientras que los operadores de contenedores han estado inclinándose hacia el modelo de buque frigorífico especializado, pero la elección suele tener que ver con la capacidad. Dada la menor disponibilidad de buques frigoríficos especializados, los exportadores se están inclinando más hacia los buques portacontenedores".
Como resultado, la cuota de buques frigoríficos en los envíos globales se prevé que caiga desde el 23% actual hasta un 19% en 2018. "No solo Seatrade, sino todo el sector de buques frigoríficos especializados, cree más en los buques portacontenedores. En términos absolutos, esto supone que los volúmenes refrigerados enviados en contenedor aumentarán de forma espectacular, mientras que los envíos de buques frigoríficos especializados no se hundirán, pero no cabe duda de que disminuirán", concluye Damas.