Varias navieras internacionales se han comprometido firmemente con el puerto de Barcelona, al que han elegido como última escala para cargar sus buques, en especial los destinados a la exportación de fruta en largas distancias.
Hasta hace poco, las compañías frutícolas españolas veían Europa como el principal objetivo de mercado, pero la crisis económica y el veto ruso a la exportación, entre otros factores, han dado lugar a un escenario que ha forzado a muchas compañías a reevaluar y diversificar sus mercados.
En esta línea, el puerto de Barcelona facilita el comercio externo a las compañías de la región, como demuestra su tráfico. Hasta 2007, el volumen principal de tráfico de frutas y hortalizas frescas a través del puerto Catalán se registró en las importaciones, sobre todo desde el hemisferio sur, con los cítricos en cabeza.
Desde entonces, el tráfico de fruta en exportaciones ha experimentado un marcado crecimiento hasta casi alcanzar el mismo nivel de las importaciones. "Las exportaciones siguen creciendo y el puerto de Barcelona facilita este proceso", explica el director de promoción de la Comunidad Portuaria, Manuel Galán.
Con casi 100 líneas regulares que conectan la capital catalana directamente con más de 200 puertos de 5 continentes, Barcelona es el principal puerto del país en cuanto a tráfico internacional.
"La calidad de la fruta española es apreciada en regiones como Oriente Próximo. Por eso tenemos una alta frecuencia de viajes disponible, ya sea de forma directa o mediante escalas, con un tiempo de tránsito de 12 a 14 días", apunta Galán.