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Francia demanda más productos ecológicos y locales

Los mercados de Francia son famosos por sus productos agrícolas frescos, pero la vida de los agricultores franceses no siempre resulta fácil cuando se enfrentan al cambio climático y a la competencia de la industria agrícola.

Bajo una vía de ferrocarril, en el ajetreado mercado del Estacade, en Grenoble, los clientes buscan los tomates más grandes, las berenjenas más maduras y las lechugas más frescas, mientras la agricultora Agathe Basset expone sus productos, cosechados el día anterior, y afirma: "Ir al mercado es un pilar de la cultura francesa".

Por toda Francia, este tipo de mercado forma parte de la cultura gastronómica francesa, que se considera el estándar global de la alta cocina y que la UNESCO ha nombrado parte del patrimonio inmaterial de la humanidad, un honor que solo comparte México.

"Hablo directamente con los clientes sobre cómo cultivo mis productos", explica Basset. "Hacen comentarios, y resulta gratificante que aprecien nuestro duro trabajo".

Los agricultores como Basset se han dado cuenta de que los compradores demandan más opciones locales y ecológicas, lo que atribuye a los medios de comunicación. "La gente quiere autenticidad y conocer a los agricultores", comenta.

Uno de sus clientes, Laurent Thomas, prioriza los productores locales para proteger la economía local y el medioambiente. "En el mercado, puedo comprar frutas y hortalizas de la región que están en temporada y que se cultivan de forma sostenible", explica. "Prefiero comprar manzanas que se han cultivado a 50 km de mi casa que un kiwi ecológico de Nueva Zelanda".

Los expertos de la industria también han tomado nota de esta tendencia hacia la sostenibilidad.

"Los consumidores están cambiando. Están muy bien informados y demandan opciones nuevas, pero también se contradicen. Quieren productos de calidad sin gastar dinero", concluye Marie-Laure Hustache, de Saf agr'iDées, el comité de expertos agrícolas más antiguo del país.

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