El próximo año, los británicos tomarán "snacks" de ensalada hawaiana de pescado crudo y yogures de hortalizas al estilo estadounidense, mientras que saciarán su sed con zumo de sandía.
La previsión de nuevas tendencias en alimentación se incluyen en una encuesta anual de los hábitos de compra, alimentación y cocina de los británicos, que enumera como modas alimentarias de 2016 los churros, las semillas, las algas y los bollos asiáticos al vapor.
La encuesta, llevada a cabo por Waitrose entre clientes que compran en todos los supermercados, también revela que un tercio de los consumidores de entre 18 y 34 años publican regularmente fotos de sus platos de comida en las redes sociales.
La cuarta encuesta anual, publicada el 2 de noviembre, se basa en millones de transacciones en tiendas físicas y digitales, respaldada en una encuesta realizad a a 2.000 adultos de todas las edades y completada con sesiones con grupos focales.
Tal vez el Reino Unido sea presa de una crisis nacional de obesidad, pero, según Waitrose, la alimentación saludable se ha convertido en una tendencia, aunque los consumidores parecen haber abandonado el recuento de calorías tradicional. En su lugar, optan por alimentos más ligeros y frescos por naturaleza que hace cinco años. Un aumento del 18% en las ventas de berenjenas, opina el supermercado, es el resultado de que los consumidores las estén utilizando como sustitutos de carbohidratos como láminas de lasaña o de que las estén tostando para convertirlas en "chips".
Las semillas de chía, la harina de coco, el agua de cactus, las algas y una dieta vegana sin huevos se han convertido en las principales tendencias de alimentación de 2016.
Para el próximo año, el minorista pronostica productos más improbables, como zumo de sandía prensado en frío, que en Estados Unidos tiene el apoyo de la estrella Beyoncé, que hace poco compró una participación de la marca WTRMLN WTR . Los yogures de hortalizas con sabor de zanahoria, remolacha, boniato y tomate también se prevén como nuevos grandes vendedores.
Pese a su obsesión con las redes sociales y el aspecto de la comida, los británicos también han abrazado el consumo "consciente", aceptando hortalizas deformes o por debajo de los estándares y haciendo un mejor uso de los frigoríficos para conservar los alimentos.