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Valioso tejido filipino hecho con hojas de piña
Los museos de todo el mundo albergan exquisitos vestidos de piña en sus colecciones, un legado de una tendencia de moda del siglo XIX. Parte de su atractivo reside en la elegancia natural del tejido, que, como su nombre sugiere, están hechos con las hojas largas de las plantas de piña.
Según el doctor Michael González, profesor adjunto de Historia Filipina en el City College de San Francisco, las piñas fueron llevadas a las Filipinas por los colonos españoles y los nativos utilizaban métodos tradicionales para convertir las fibras de las piñas en este tejido vaporoso. Los inmigrantes chinos importaron el telar en el siglo XVIII, lo cual modernizó el proceso.
El proceso de tejido piña no ha cambiado mucho desde entonces. Después de cosechar las hojas y quitar los bordes espinosos, los fabricantes utilizan porcelana rota para rasparlas y dejar expuestas las fibras. Por último, utilizan la cáscara de coco, más suave. Cuando las finas fibras, similares a un cabello, quedan al descubierto, se lavan a fondo para eliminar cualquier resto de glucosa.
Una vez secas, las fibras se unen por los extremos y se convierten en tejido. Puede llevar meses producir unos cuantos metros de tela y, aun entonces, el proceso no ha finalizado, pues los filipinos valoran el bordado en los productos tradicionales de piña. Los diseños varían en estilo, desde diseños simples hasta motivos florales y figuras. Cuanto más elaborado es el bordado, más caro es el producto final.