Eskom, el proveedor nacional (y único) de electricidad en Sudáfrica, se ha embarcado en un programa de desconexión de carga (apagones planificados) como resultado de unos trabajos de mantenimiento en la red. Estos cortes de electricidad no son nuevos, sino que se solían producir en invierno en momentos de mucha demanda eléctrica.
No es habitual que Eskom corte el suministro eléctrico en verano y, para las plantas de envasado de fruta de hueso, no podría haber elegido un peor momento.
Está previsto que estas rondas de desconexión de carga –en algunos puntos del Cabo Occidental hay dos apagones diarios de dos horas cada uno desde la semana pasada– tengan un impacto significativo en la temporada de la fruta de hueso. Afortunadamente, los apagones se avisan con antelación –aunque Eskom no se ciña estrictamente al programa,lo cual provoca irritación cuando se les ha pedido a los trabajadores que se queden en casa y después no se corta la electricidad– y la duración es solo de dos a cuatro horas seguidas.
Desde los grandes apagones de 2011 y 2007, la mayoría de las plantas de envasado han invertido en planes de contingencia y generadores de emergencia, por lo que el impacto de la desconexión de carga está controlado.
En las terminales portuarias, Transnet (la empresa nacional de puertos y ferrocarriles) garantiza electricidad de respaldo, así que los apagones no afectan en los puntos de carga.
"Estamos acostumbrados"
Aunque es muy frustrante, la mayoría de los encargados de las plantas de envasado lo soportan con admirable estoicismo. Muchas plantas cuentan con generadores eléctricos capaces de hacer funcionar líneas de envasado, luces y ordenadores, pero no tienen la potencia suficiente para poner en marcha los compresores de las cámaras frigoríficas. Su única solución es garantizar que todas las puertas de las cámaras estén bien cerradas y que no se carguen en ese tiempo. Para controlar la temperatura en el campo, pueden traer la fruta muy temprano por la mañana o al final de la tarde.
Algunas plantas de envasado más pequeñas, sobre todo las de categorías de fruta que solo se envasan unos meses al año, no disponen de capital para generadores eléctricos y se ven más afectadas, ya que los cortes en el suministro eléctrico detienen todas las actividades.
"Y aunque los apagones sean fuera del horario de trabajo, tengo que levantarme en mitad de la noche y comprobar la cámara frigorífica para reiniciar el compresor cuando vuelve la electricidad", dice el gerente de una planta de envasado y almacenamiento de ciruelas. "Si hay dos apagones en una jornada laboral de nueve horas, pierdes cinco horas de trabajo al día".
Un gerente de un almacén frigorífico le explica a FreshPlaza que está acostumbrado a los apagones. "Solo hay que asegurarse de contar con un plan. No es lo ideal, pero nos adaptamos".