El agricultor está acostumbrado a que la climatología le juegue malas pasadas. Forma parte de su trabajo y es un hándicap contra el que poco pueden hacer. Los productores de kaki empezaron la campaña igual que la han acabado: a merced del tiempo. Las heladas que se produjeron en marzo afectaron de manera considerable a los cultivos de kaki, de hecho, se estimaba la merma de la producción en cifras cercanas al 30 %. Prácticamente todas las poblaciones de la comarca contaban con campos afectados al 100 % y las flores caían de los árboles al no resistir el duro impacto del frío.
No obstante, tras aquel infortunio, llegó la normalidad. "Sabíamos que comenzábamos mal por culpa de la helada y el granizo, pero lo cierto es que la primera parte de la campaña ha ido muy bien", explicó el presidente de la cooperativa de Carlet, Vicent Monzó. Es más, las expectativas no eran del todo malas ya que, como recordó el propio Monzó, la fruta se paga mejor de lo esperado, con precios que superaban a los del pasado año.
Pero la climatología volvió a demostrar que es capaz de poner en serios aprietos al agricultor. "Todo iba bien hasta que llegaron las lluvias", expresó Monzó, que añadió: "La principal consecuencia de aquellos días de precipitaciones es que buena parte de la producción ha madurado mucho más rápido de lo que debería, así que se ha tenido que recoger a toda velocidad y no hemos tenido tiempo para guardar producción de cara a los meses de enero y febrero, que era nuestra voluntad". Un duro golpe para un sector que ha dedicado muchos recursos para poder alargar la campaña de un producto delicado que apenas aguantaba en una cámara frigorífica y así poder tener mayor presencia en el mercado. Algo que este año no ocurrirá.
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"Tanta agua ha provocado que se avance el proceso natural del árbol, no solo en la maduración de las hojas, sino también en la gran pérdida de hojas que se ha producido", añadió al respecto el presidente de la cooperativa de Carlet.
Aunque Monzó no se aventuró a la hora de cifrar las pérdidas del sector, sí fue tajante a la hora de señalar el mayor perjudicado del temporal del pasado mes de noviembre: "La principal merma se va a notar tanto en las horas de los salarios como en la utilización de almacenes, que claramente se van a reducir, el que más pierde es el operador. El productor está cubierto por el seguro, la gran mayoría de los agricultores asegura el kaki, es un hábito muy extendido en esta fruta. No obstante, las expectativas de mercado se encontraban muy por encima de las indemnizaciones que puedan recibir", concluyó Monzó.
Fuente: levante-emv.com