Cuando el presidente Uhuru Kenyatta firmó recientemente un acuerdo con China para exportar aguacates, los productores de Kenia lo celebraron, ya que anticiparon un nuevo y gran mercado para la cosecha. Además, los medios de comunicación exageraron el impacto del acuerdo, pues en sus declaraciones parecía que el país estuviera lleno de aguacates.
Los números, sin embargo, pintan un panorama diferente. Según el informe de 2017 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en el estudio del mercado de las Principales Frutas Tropicales, la producción mundial de aguacate alcanzó aproximadamente 5,7 millones de toneladas en 2017. México, el mayor productor mundial, contribuyó con más de 2 millones de toneladas, lo que representa un tercio de la producción mundial.
Más de la mitad de la producción mundial se lleva a cabo en Centroamérica y Sudamérica, y Perú, Chile y República Dominicana son los que más contribuyen.
El informe estimó que las exportaciones mundiales de aguacate alcanzaron 1,6 millones de toneladas en 2017, de las cuales México representó un 58 por ciento de las exportaciones mundiales de aguacate, con envíos destinados principalmente a los EE. UU.
Por lo tanto, aunque Kenia se identifica como uno de los principales exportadores, la FAO estima su capacidad de producción en unas insignificantes 200.000 toneladas al año. Para hacer mella en ese mercado, Kenia tendrá que producir y exportar 100 millones de aguacates al día a China antes de pensar en otros mercados como Europa, que siempre ha sido nuestro destino tradicional de exportación.
Al fin y al cabo, la locura del aguacate es sólo otra nueva oportunidad que debe aprovecharse para beneficio de las comunidades pobres.
Fuente: nation.co.ke