La campaña de cítricos está en marcha en Valencia con las primeras mandarinas y clementinas tempranas. Los volúmenes de producción son significativamente más bajos que el año pasado y los precios, aunque son más altos, ya empiezan a notar la presión de la gran distribución.
“Estamos terminando con las mandarinas tempranas Iwasaki y en plena cosecha de Okitsu tanto con hoja como sin hoja, con una gran demanda por parte de países como Holanda, Reino Unido y países bálticos. Hay mucha menos fruta que el año pasado pero también más calibre”, cuenta el exportador José Manuel Pardo. “También hemos empezado a comercializar las primeras clementinas tempranas Marisol, de las que esperamos volúmenes un 50% menores que el año pasado. No sabemos en qué porcentaje bajará el volumen de Clemenules, pero al parecer será también bastante acusado”, añade.
Ubicada en la localidad valenciana de Xeresa, la empresa se especializa en la comercialización de mandarinas y clementinas con hoja. “Aunque también comercializamos de forma convencional, nos gusta trabajar la fruta con hoja, porque es símbolo de frescura, de que la fruta está mucho menos manipulada y no recibe tratamientos de desverdización”, explica José Manuel Pardo.
A día de hoy, las Satsumas Okitsu se pagan a precios entre 18 y 20 céntimos el kilo en campo, mientras que la Marisol se paga entre 25 y 26 céntimos el kilo de media y las operaciones de Clemenules se cierran a una media de 0,30 céntimos el kilo en campo. De acuerdo con el exportador, de momento se trata de precios aceptables para los agricultores.
“La fruta ha empezado pagándose bien, pero ya estamos empezando a notar la presión por parte de la gran distribución, a pesar de que todos sabemos que este año hay menos fruta. Suele pasar cuando todas las empresas comercializadoras empezamos a disponer de fruta. Ahora todos los que trabajamos Okitsu disponemos de fruta, pero dentro de unas dos semanas tendremos mucha menos respecto al año pasado. Lo mismo ocurrirá con las demás variedades. No creo que la culpa de esta presión en los precios se deba a la competencia de fruta extranjera. Simplemente no me parece justo que por unos pocos céntimos se ahogue así a los agricultores. Lo que para la gran distribución no supone apenas esfuerzo –ya que los consumidores finales comprarán igual la fruta y no notarán la diferencia–, para los agricultores puede significar su ruina. Las grandes cooperativas que ofrecen liquidaciones baratas son muy responsables de esto. ¿Dónde está la dignidad? Creo que si nos respetáramos más todas las partes de la cadena podríamos vivir todos mejor”.
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