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Fuertes tormentas azotan el sureste de Sicilia

"Las carreteras han sido cortadas y ni siquiera sabemos cómo llegar a nuestras tierras. Hemos sufrido graves daños en las estructuras y especialmente en los cultivos. ¡El agua acumulada no desaparece y lo destruye todo!". Estas son las amargas palabras de Enzo Denaro, director de una empresa de producción y comercialización en la localidad de Ispica, en el sureste de Sicilia, tras las tormentas que ocurrieron entre el 25 y el 26 de octubre pasados.

"La fuerza del agua incluso ha arrastrado postes de electricidad. La falta de limpieza de los ríos y canales no permitieron que el agua fluyera. Sin embargo, las facturas llegan con la máxima puntualidad, comenzando con las del IBI rústico y de la gestión del agua para riego. La negligencia del territorio es sin duda el elemento de fondo, pero la tormenta que ha azotado el área entre Ispica, en la provincia de Ragusa, y Rosolini, en la provincia de Siracusa, ha sido de proporciones nunca vistas en tantos años", continúa Denaro.

"Mi empresa ha perdido el 30% de la producción y creo que más de un tercio de las producciones totales de todo el territorio han sido afectadas. Los cultivos más perjudicados para nosotros han sido los de zanahorias y alcachofas, cultivos que también sufrieron por el granizo. Además, se informan daños a las producciones en invernaderos y en túneles", comenta el empresario.

El recuento de los daños, como se sabe, no puede llevarse a cabo en las horas inmediatamente posteriores a los desastres meteorológicos. Será durante los siguientes días y semanas cuando se podrán cuantificar las pérdidas en el campo. En el centro urbano de Ispica se ha abierto un socavón gigantesco, por lo que ahora la población está a la espera de intervenciones urgentes para garantizar la seguridad de las carreteras y los hogares. Lo mismo se pide para la red de carreteras principal, secundaria y rural, en gran parte cortada. Se verán afectados el tráfico y la logística, ya de por sí difíciles por la infraestructura atávica retrasada. Pero ya se sabe, el espíritu de los empresarios agrícolas no se quebranta tan fácilmente.

Arriba: Enzo Denaro, en una imagen de archivo, fotografiado dentro de un túnel de calabacines. Las plantas no tuvieron tiempo para producir como deberían, así como buena parte de los cultivos de esta empresa.

"Estamos esperando que el agua desaparezca para ponernos inmediatamente a trabajar y recuperar lo recuperable. Queremos trasplantar nuevamente donde sea posible hacerlo para mitigar las pérdidas. Esperamos no tener que aguantar las apariciones de las caras habituales que deberían pensar en la buena gestión de las zonas rurales los 365 días al año, no solo cuando es útil para conseguir una ventaja política a corto plazo", concluye Denaro.

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