Con el inicio de septiembre ha arrancado la campaña agrícola en Almería, aunque los mercados europeos todavía se encuentran desabastecidos de calabacín en unas fechas en las que el producto español debería ser suficiente para satisfacer la demanda.
De acuerdo con un productor y exportador almeriense especializado en esta referencia, la incertidumbre generada en el sector por la expansión del coronavirus y el inicio de la segunda ola de contagios se erige como una de las posibles causas que ha limitado la disponibilidad de producto en este momento de la temporada.
“Muchos agricultores han intentado retrasar la fecha de la siembra lo máximo posible a la espera de ver cómo evolucionaba la situación”, señala. “El temor a que los trabajadores se infecten, a no disponer de una cuadrilla para la cosecha o al cierre de las comercializadoras si se detectan casos positivos, ha provocado un retraso de la cosecha de unos 15 días”.
El desajuste en la oferta y la alta demanda de esta hortaliza ha elevado los precios del calabacín en las diferentes subastas de la provincia de Almería, que en la primera semana de septiembre pasaron de los 2,30 €/kg. “Se han pagado altos precios por calabacines de final de temporada de verano –cultivados en cotas más altas–, de baja calidad por ser los últimos en cosecharse, así como los primeros calabacines de la costa almeriense, que tampoco reúnen todavía la calidad idónea”.
Esta falta de calabacín español en el mercado y la alta demanda europea, sin embargo, están beneficiando a otros países productores como Italia, donde los precios han llegado incluso a duplicarse durante las últimas semanas augurando un fin positivo de una temporada caracterizada por grandes pérdidas.
No obstante, como explica el productor, esta situación tenderá a estabilizarse en las próximas semanas. “En unos 15 o 20 días, que es el retraso que llevan los agricultores en Almería, los volúmenes volverán a su nivel habitual y, por tanto, los precios se ajustarán. De hecho, las cotizaciones ya tienden a bajar”, subraya.