"En Italia el mercado está más a la espera, mientras que en el exterior la cebolla italiana tiene una gran demanda, incluso más que en años anteriores", comenta Matteo Zanarini, un operador de cebollas que hace balance de la temporada actual. "A nivel europeo, la superficie cultivada de cebolla es más o menos igual a la media de los últimos años, por lo que no hay motivo de preocupación en estos momentos. La demanda en Italia no es grande, pero las exportaciones van bien".
"Las cebollas amarillas en Italia se venden a entre 10 y 14 céntimos dependiendo de la calidad y el tamaño, las blancas a entre 12 y 16 céntimos y las rojas incluso hasta 20 céntimos. No son precios excelentes, en comparación con las últimas campañas, pero tampoco son malos".
Por otro lado, hay mucho dinamismo en el extranjero. "Estamos exportando más que en otros años, y esto es muy positivo. Desde Francia, Bélgica, Alemania y Holanda nos piden productos de alta calidad, señal de que, en el resto de Europa, el segmento premium escasea. Hay poca competencia de España, por lo que los operadores europeos están recurriendo cada vez más al producto italiano".
En cuanto a la producción, Zanarini hace una distinción: "La falta de lluvia ha reducido al mínimo el riesgo de enfermedades. Sin embargo, algunas zonas han sufrido fuertes tormentas y sus cebollas no han alcanzado el estándar de calidad esperado. Hay productos de distintos tipos y, por tanto, de distintos precios".