El segundo día de Cool Logistics comenzó con Rachael White, directora general, diciendo que le complacía anunciar que el número de participantes había aumentado desde el primer día a más de 350, y que todavía seguían uniéndose más personas.
Philip Gray, director de Reefer Shipping Research en Drewry Shipping, Bélgica, fue el primer orador y habló sobre cómo el comercio de refrigerados se desaceleró en 2019 y hasta el momento estaba enfrentando la crisis de la COVID bastante bien, por lo que se espera que crezca. Habló sobre el cambio en el comercio con China. En 2009 se enviaron 27 millones de toneladas en contenedores frigoríficos, que aumentaron a 50 millones de toneladas en 2019, lo que más recientemente se ha debido al aumento de las importaciones de carne. Predijo que la capacidad de la flota frigorífica especializada disminuirá, y que si la disponibilidad de equipo de contenedores sigue siendo escasa y altamente desequilibrada, los precios de los fletes de los contenedores frigoríficos se reducirán.
Thomas Eskesen, el fundador de Eskesen Advisory, observó cómo los buques frigoríficos se han comportado en la pandemia. Ha habido cambios, pero han funcionado bien con menos interrupciones que en el negocio del transporte aéreo. Inicialmente hubo escasez de contenedores, ya que muchos de ellos estaban atascados en China.
A pesar de eso, el comercio de refrigerados sigue siendo fuerte con un crecimiento del 4%, principalmente gracias a China, que ahora es el mayor importador del mundo de productos perecederos. Thomas ve muchas oportunidades de inversión e innovación en el segmento.
Bruce Marshall, director de Reefer Solutions en Maersk Line, dijo que el mundo ha cambiado y nos hemos adaptado. Hubo que enfrentar muchos desafíos para cumplir con lo prometido, especialmente al comienzo de la pandemia. En los tres principales puertos de China los contenedores se detuvieron, lo que fue el primer indicio de que habría problemas, y luego la pandemia se extendió por todo el mundo.
Uno de los problemas que enfrentó Maersk fue que los miembros de la tripulación tuvieron que permanecer a bordo de los buques durante mucho tiempo, un miembro de la tripulación estuvo a bordo durante 240 días. La enfermedad entre la tripulación también provocó trastornos en los horarios de los buques, a veces las autoridades rechazaban la entrada de un buque o se imponían 14 días entre puertos. Algunos puertos estaban cerrados o tenían una capacidad limitada, además de que los diferentes países tenían diferentes restricciones y no siempre estaba claro cuáles eran.
Todos esos factores hicieron muy difícil la preparación de los contenedores para las temporadas de producción en diferentes partes del mundo. Maersk terminó cargando contenedores vacíos y enviándolos a donde se necesitaban. También hubo problemas logísticos para llevar los contenedores desde las fincas y los almacenes a los puertos, ya que hubo escasez de conductores.
Hubo mucho tiempo de inactividad en las aduanas, pero tuvimos apoyo de los gobiernos, que relajaron algunas restricciones, porque la situación se convirtió en una cuestión de seguridad alimentaria.