El cultivo de aguacates en Málaga ha crecido de forma exponencial en las últimas décadas. Desde los 50 árboles de esta fruta registrados en la provincia por primera vez en el anuario estadístico del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en 1943, se ha pasado a los 1,5 millones de árboles actuales, que producen aguacates en una superficie de casi 7.000 hectáreas.
La alta rentabilidad de esta fruta tropical, cuya facturación anual ronda los 200 millones de euros, ha sido el factor que ha propiciado este incremento en la provincia andaluza, concentrándose principalmente en la comarca de la Axarquía. Sin embargo, las altas exigencias hídricas de su producción, que se elevan a 7.000 m³ por hectárea, representan un techo de cristal para su expansión en una región con un clima subtropical demasiado seco para el cultivo de aguacate y que cuenta con recursos hídricos limitados.
En la Axarquía se encuentra el mayor pantano de la provincia de Málaga, justo de donde procede el agua de riego para los subtropicales. Se trata del embalse de La Viñuela, que puede albergar 165,43 hm³. El problema es que está el 27,03% de su capacidad y que de él también depende el consumo humano de la zona.
Los agricultores tienen una concesión para el recién inaugurado año hidrológico de 3.000 m³ por hectárea, cifra muy por debajo del requerimiento del cultivo y de temporadas anteriores, y que puede ser aún menor si persiste la sequía, ya que la cifra es revisable porque el consumo humano tiene prioridad. “La situación ya es insostenible”, asegura Rafael Yus, portavoz de Ecologistas en Acción y coordinador de una reciente publicación titulada La burbuja de los cultivos subtropicales y el colapso hídrico de la Axarquía.
Muchos agricultores tienen la opción de completar su riego con pozos autorizados. También hay quien tira de sondeos sin autorización o incluso de enganches ilegales.
Posibles soluciones
Desde la junta central de regantes se apuesta por mejorar el almacenamiento de aguas de escorrentía, bombear las aguas subterráneas que circulan en épocas de lluvia o crear balsas. Asimismo, con el aprovechamiento de las aguas regeneradas de la comarca se podrían incorporar al sistema 15 hm³ anuales.
Los agricultores son más ambiciosos: piden conectar todas las cuencas andaluzas de forma que puedan intercambiar agua de manera recíproca con prioridad al consumo humano y, después, a la agricultura.
Por su parte, los ecologistas consideran prioritario contener el crecimiento de estos cultivos. “Si queremos que el de los subtropicales siga siendo un sector importante de ingresos, hay que parar y que la Junta de Andalucía se moje diciendo que no se puede seguir creciendo sin sentido”, incide Yus, que no cree que la solución sea simplemente conseguir más agua. “El principal problema es la insostenibilidad del sistema”.
Fuente: elpais.com