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Eric Léonard, de Le Safran de Cotchia:

"Llevamos 11 años cultivando azafrán en Bélgica"

A medio camino entre Bruselas y Lieja, y no muy alejada de la ciudad de Namur, se encuentra la única azafranería profesional de Bélgica, llamada Le Safran de Cotchia. La idea de cultivar azafrán en Bélgica surge de una apuesta entre Eric Léonard y su mujer, ligada a una necesidad de "volver a los orígenes", mediante el trabajo de la tierra. Pero la historia de la marca no comenzó con el cultivo de esta flor, tan codiciada y que recibe el sobrenombre de "oro rojo". Se trata del capítulo actual de una vida donde el emprendimiento y el amor por la tierra han tenido un estrecho vínculo.

Alma de emprendedor
Todo comenzó en 1985, cuando Eric Léonard y su hermano retomaron la explotación agrícola de su padre, que se extendía a lo largo de unas 145 hectáreas. "En esa época, realizábamos cultivos tradicionales, como la remolacha y el maíz. Pronto, la primera reforma de la PAC nos llevó a dejar una parte de nuestras tierras a barbecho. A diferencia de la mayor parte de la gente, mi hermano y yo decidimos no seguir este camino y continuamos cultivando nuestras tierras, aunque esto nos impidiese acceder a las ayudas. A partir de este momento, la marca experimentó su primera diversificación, ya que en las 25 hectáreas destinadas al barbecho, decidimos plantar grosella negra. Mucha gente pensó en ese momento que estábamos locos. Sin embargo, tuvimos un gran éxito, hasta la caída del muro de Berlín en 1989, cuando cayeron drásticamente los precios. De 40 francos belgas el kilo, pasamos entonces a 4 francos belgas. Fue nuestro primer gran revés", explica Eric Léonard.

Posteriormente, el agricultor decidió lanzarse a otro proyecto: crear la primera carnicería en una granja de Bélgica. "En esa época, conocí a mi esposa, quien recibió formación en carnicería y catering. Pronto, creció nuestro negocio. Contábamos con empleados y la carnicería tuvo un gran éxito. Tras 19 años con la carnicería, quisimos cambiar de aires y volver a la tierra, que echábamos de menos. Tras ver un programa sobre una azafranería en Francia, 3 días después decidimos ir allí a conocer su cultivo. Realizamos una formación para aprender sobre el tema y luego trajimos 1.500 bulbos a nuestra granja. Aunque el primer intento fue medianamente bueno, decidimos abandonar la carnicería para lanzarnos al cultivo del azafrán en 2009. Una vez más nos tomaron por locos".

El azafrán: un cultivo sostenible y totalmente manual
El primer año, el señor y la señora Léonard trajeron 150.000 bulbos a su finca. Once años más tarde, cultivan en 2,8 hectáreas unos 600.000. "El azafrán es una planta con un crecimiento inverso, los bulbos se plantan normalmente en el mes de agosto. Luego, florecen en octubre/noviembre. Actualmente, nos encontramos en el final de la floración. Las hojas salen pronto y se secan en el mes de abril/mayo. Posteriormente, el bulbo se multiplica para florecer de nuevo en octubre. Para no favorecer el desarrollo de enfermedades, recomendamos volver a plantar los bulbos cada 3-4 años".

El azafrán no necesita ningún producto fitosanitario: "Si el suelo está suficientemente equilibrado, no hay necesidad de añadir nada. En lo que respecta a los insecticidas, el azafrán no tiene ninguna plaga a día de hoy. No podemos utilizar herbicidas, puesto que tendrían un gran impacto en el desarrollo de la flor. El desherbado se realiza con quemaduras térmicas y luego pasamos al desherbado mecánico. Hay que tener en cuenta que, en una azafranería, todo se hace a mano o de forma mecánica. Aunque el suelo ideal para su cultivo es un suelo aireado, con tendencia calcárea, que se riegue fácilmente, nosotros cultivamos la flor en un suelo muy pesado, muy húmedo y limoso. Pese a esto, el azafrán se adapta a cualquier suelo. Lo logramos adaptando la técnica de cultivo al suelo belga".

El azafrán en Bélgica: un producto con un mercado poco desarrollado
Aunque los productos de la azafranería hoy en día tienen su mercado, Eric Léonard ha tenido que redoblar esfuerzos e innovar para desarrollar su clientela: "Al contrario de otros cultivos, no hay un sector del azafrán. Un azafranero debe elaborar él mismo su cartera de clientes. Para ello, además de ser buen agricultor, debe ser buen comercial y no escatimar esfuerzos. A pesar de que, hoy en día, la mayor parte de nuestros clientes son grandes chefs y bistrós, ha tenido que introducir el azafrán en Bélgica, ya que era un producto poco conocido por los profesionales. Ha requerido mucho trabajo".

"Además, es difícil vivir solamente de la producción del azafrán. Nos hemos diversificado con el desarrollo de una gama de productos derivados, como las mermeladas y la mostaza, ya que el azafrán es un gran potenciador del sabor".

El matrimonio Léonard también quiere dar a conocer el uso del azafrán en el sector paramédico: "El azafrán es un muy buen relajante. Personalmente, lo utilizo porque me ayuda a dormir, es muy eficaz".

Un año difícil por las consecuencias de la crisis sanitaria
En lo que respecta a la venta de sus productos en Bélgica y a la exportación de bulbos, la empresa diversifica sus ingresos ofreciendo visitas a la azafranería: "Normalmente, tenemos el equivalente a 2 autobuses por semana que vienen a visitar la azafranería. Con la COVID-19, desde principios de año, solo han venido unos 2 o 3 autobuses. Esto representa una gran pérdida de ingresos. El cierre de los restaurantes durante 3 meses en Bélgica ha hecho que también perdiésemos el 22% de nuestra cifra de negocios. Además, creemos que la situación nos afecta más porque en las festividades de fin de año era cuando lográbamos la mayor parte de nuestros ingresos, en los mercados de Navidad. Para limitar los costes, nos hemos adaptado produciendo día a día en función de la demanda".

Safran de Cotchia también ofrece cursos de formación. Hasta ahora, se han formado 90 personas en la actividad del azafrán. Los clientes particulares pueden encontrar los productos de la empresa en línea.

El azafrán belga y francés: un producto muy diferente del azafrán marroquí o iraní
Pese a que el cultivo del azafrán no es originario de Francia y Bélgica, estos orígenes cuentan con todo lo necesario para agradar tanto a profesionales como a consumidores: "El azafrán belga o francés es muy diferente del iraní o marroquí. En nuestros territorios, los pistilos son más largos y gruesos. Se necesitan unas 150 flores para obtener 1 gramo de azafrán en Bélgica/Francia, mientras que son necesarias de 250 a 300 en Irán o Marruecos. El año pasado, tuvimos un rendimiento en la finca de 3 kilos de azafrán en 1,8 hectáreas. Esta cifra está muy sujeta a las variaciones debidas a los factores meteorológicos. En teoría, podemos lograr de 1 a 1,5 kilos de cosecha por hectárea. El azafrán iraní y marroquí es más especiado, más picante, mientras que el belga y francés tienen más aromas".

La producción francesa y belga se puede vender a alrededor de 34.000 euros el kilo, unos 34 euros por gramo. "Pero la producción en los países del sur se vende a precios mucho menores, ya que la mano de obra suele ser familiar a coste bajo, lo que representa una gran competencia para nuestro azafrán.

Eric Léonard también se preocupa por la educación y sensibilización de los profesionales y particulares en lo que respecta al cultivo del azafrán: "En el mercado, el 80% del azafrán es fraudulento. Circula mucho azafrán falso y explicamos cómo evitar este fraude. Una prueba muy sencilla es tomar un pistilo entre los dedos, mojarlo y enrollarlo. Si los dedos se ponen amarillos, ¡es azafrán!".

Para más información:
Eric Léonard
Le Safran de Cotchia 
26, rue de la Waloppe,
4219 Wasseiges (Bélgica)
Teléfono: +32 496 54 54 41
[email protected]    

Fecha de publicación: