La campaña de la trufa negra española ha llegado a su fin con el término del mes de marzo, en un año en el que la pandemia ha condicionado duramente su desarrollo. Desde la Federación Española de Empresarios de Setas y Trufas (Fetruse) señalan que el precio de este hongo, muy apreciado en la restauración, se ha reducido entre un 30 y un 40% respecto al que obtuvo el año pasado, a pesar de la calidad cosechada este año.
No obstante, al bajar el precio de la trufa, ha sido “mucho más asequible para los particulares” y la venta en tiendas online y distribuidores que venden a particulares e incluso a catering sí remontó. De hecho, desde la federación aseguran que se han incorporado al consumo de trufa entre un 10 y un 20% de nuevos españoles.
“El consumo de trufa por parte del consumidor normal se adelantó en España en el confinamiento lo que hubiera tardado cinco o diez años en una situación normal”, explica a Ical el presidente de Fetruse, José María Serentill. Pero “lo peor para el sector ha sido la falta de ventas en restauración”, resume.
“Nos ha costado mucho vender producto en fresco y exportar, porque todos los países han consumido su producto nacional”, añade el portavoz de los truficultores de Soria, José Manuel Pérez, quien subraya que muchos de sus compañeros incluso se negaron a vender trufa a precios que consideraban “irrisorios”.
Mayor promoción
De cara a este nuevo año, el colectivo de truficultores exige a las administraciones una mayor promoción del producto, para introducirlo como un alimento más en la despensa del consumidor medio en España.
Además, la producción de trufa ha aumentado exponencialmente sobre todo en las provincias de Soria y Burgos, por ello estiman necesario abrir nuevos mercados, ya que en los próximos cinco y diez años aumentará más la producción, por las nuevas plantaciones, y hay que “posicionarla en algún lado”.
Fuente: larazon.es