En lo que respecta a la venta de melones, noviembre nunca es un mes fácil. "Europa suele tener todavía una amplísima oferta de melones brasileños. Este año, sin embargo, las existencias siguen siendo limitadas. No se debe a la demanda, sino a cuestiones logísticas. La congestión es la nueva palabra del día. La demanda en el mercado local brasileño también es buena actualmente, lo cual implica que el país está enviando menos melones a Europa", afirma Leon van den Hombergh, de Frankort&Koning.
"Los retos logísticos no cesan. En caso de que la travesía se lleve a cabo en los plazos previstos, es muy probable que haya retrasos en los puertos europeos. La manipulación lleva bastante más tiempo, y el problema de la escasez de capacidad de las compañías navieras y portuarias está a la orden del día. Por tanto, hay cautela en el mercado a la hora de planificar los programas".
"La única ventaja es que no se acumulan demasiadas existencias. Todo el mundo retiene algo de producto para poder cumplir con sus programas, pero tengo mucha curiosidad por ver cuál será el impacto de esto de cara al final del año. Las semanas 50 a 52 suelen ser semanas fuertes para el melón, pero va a ser difícil planificar las ventas de Navidad", comenta Leon.
Un campo de melones en Brasil
"Brasil domina actualmente el mercado del melón. Los productos del sur de Europa se han agotado, así que Brasil determina las condiciones del mercado. La temporada empezó muy bien en lo que a precios respecta, pero estos han caído rápidamente a niveles que apenas cubren los gastos de producción. Los melones Galia y Cantalupo se venden a unos 6 euros, los amarillos a 7 euros y las sandías a unos 0,75 euros/kg. Ninguno de estos es un buen precio. Afortunadamente, los productos llegan en buen estado. Hemos estado peor, pero la cosa tampoco va del todo bien en el mercado del melón", concluye Leon.
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Leon van den Hombergh
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