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Sergio Cáceres, gerente de ASPROCAN:

“Las medias históricas en los envíos semanales de plátano de Canarias a la península están manteniéndose”

Ya se han cumplido 80 días del comienzo de la erupción que ha marcado un antes y un después en la isla de La Palma. Las coladas de lava que están brotando desde el interior de la tierra desde que el pasado 19 de septiembre el volcán de Cumbre Vieja despertara en la primera erupción en la isla desde la del Teneguía en 1971 –y la más larga de los últimos 500 años– han arrasado ya más de 1.170 hectáreas en su errática bajada hacia la costa engullendo edificaciones, infraestructuras y explotaciones agrícolas en los municipios de El Paso, Tazacorte y Los Llanos de Aridane, cuyos habitantes asisten impotentes entre el movimiento de la tierra y el rugir del volcán ante la destrucción causada por la lava y las cenizas exhaladas por el cono volcánico.

Desde el Cabildo de la Palma informan que más de 224 hectáreas de la superficie afectada corresponden a plantaciones de plátanos, una fruta que representa un motor económico en la isla y una importante fuente de empleo. De hecho, según datos del Observatorio de Sostenibilidad 2020 elaborado por la Fundación Canaria Reserva Mundial de la Biosfera La Palma, el plátano es con diferencia el principal cultivo de la isla al ocupar el 43% de la superficie agrícola insular en producción.

“Por ahora, la pérdida de producción de plátanos en La Palma está en torno a los 10 millones de kilos”, explica Sergio Cáceres, gerente de la Asociación de Productores de Plátano de Canarias, ASPROCAN, “pero a medio plazo, estimamos que esa cantidad se elevará a entre 30 y 35 millones de kilos”.

“Canarias produce unos 410-420 millones de kilos de plátanos anuales y, gracias el crecimiento de producción que ha habido en Tenerife, las medias históricas en los envíos semanales a la península están manteniéndose a pesar de esta reducción en el volumen de fruta producido en La Palma. No obstante, sí está afectando gravemente a la actividad en la isla y no podemos contar con que esta compensación ente islas se mantenga en el tiempo”.

“La Palma es una isla platanera con un número de productores muy elevado. La agricultura es de carácter minifundista y el tamaño promedio de las plantaciones es de media hectárea”, señala Sergio. “El plátano es el sustento de todo el Valle de Aridane. Genera más del 30% del empleo directo de los municipios más afectados, por lo que si no se recupera la actividad se está condenando a toda la zona”.

En el transcurso de estos largos dos meses y medio para los palmeros, el volcán no solo ha afectado a la producción de plátanos calcinando fincas en producción; la lava ha bloqueado accesos, ha aislado plantaciones y ha destruido sistemas de riego, mientras la ceniza ha cubierto la superficie de toda la isla dañando a las plantas y a la fruta, e incluso ha sepultado invernaderos bajo su peso. Cabe señalar que en noviembre se calculó que el volcán había expulsado alrededor de diez millones de metros cúbicos de ceniza, una cantidad ya de por sí difícil de imaginar que se va incrementando notablemente día a día.

“Sin embargo, si hay una isla en el archipiélago que tiene experiencia en resurgir de un desastre de esa magnitud es La Palma”, afirma Sergio Cáceres. Hace 50 años, en un momento en el que no existían las tecnologías actuales, la isla ya se recuperó de la erupción del Teneguía llegando a convertirse en la actualidad en la segunda mayor isla productora de plátanos en Canarias. Como explica el gerente de ASPROCAN, el cultivo del plátano se puede realizar en terrazas, por lo que el sector defiende la posibilidad de que se puedan restaurar los terrenos afectados y se pueda volver a cultivar en ellos en el futuro. “De hecho, el coste y el tiempo que habría que invertir en crear un nuevo foco de actividad económica y social equivalente al del plátano en la zona sería mucho mayor del que se necesitaría para recuperarlo, y además con la incertidumbre añadida de si dicha alternativa es realmente posible”.

Criterios de comercialización más razonables
El plátano español es el único plátano del mundo que cuenta con un sello de calidad diferenciada, la Indicación Geográfica Protegida Plátano de Canarias. Esa calidad reconocida junto con la promoción que ha llevado a cabo el sector, encabezado por ASPROCAN, han hecho que la fruta haya mantenido su popularidad y su consumo entre los españoles a lo largo de décadas. Y ahora, además, cuenta con su apoyo y solidaridad, como demuestran las muchas iniciativas públicas y privadas que se han creado para ayudar en estos momentos a La Palma, así como a sus productores de plátanos.

El Gobierno –que la semana pasada aprobó la reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria introduciendo la especificidad en la prohibición de venta por debajo de los costes de producción del plátano de Canarias, enfrentado a la fuerte competencia de la banana–, por su parte, ha permitido una exención temporal de la norma de comercialización de los plátanos de La Palma afectados por las cenizas y aptos para su consumo para facilitar su salida a canales de comercialización determinados, mientras que desde Plátanos de Canarias se ha creado una etiqueta especial para los plátanos palmeros que los identifica y explica a los consumidores el motivo de sus daños estéticos.

“Las normas de comercialización están precisamente muy ligadas a la estética del producto. Comercializar un plátano de mayor o menor calidad en función de su piel, que va directamente a la basura, es una contradicción con los objetivos medioambientales que se marca la Unión Europea y que persigue con su Estrategia de la Granja a la Mesa”, subraya Sergio Cáceres. “Esta situación debería hacernos pensar que los criterios de comercialización deberían ser más razonables y coherentes con los objetivos que compartimos”.

Para más información:
Sergio Cáceres
ASPROCAN
P.º Milicias de Garachico, 1
38002 Santa Cruz de Tenerife (España)
Tel.: +34 922 535 142
[email protected]
www.platanodecanarias.es