Los expertos en agua que piensan de forma innovadora se han dado cuenta de que al exportar tomates, sandías, fresas o naranjas, Marruecos está, de hecho, vendiendo el agua que le falta. En un país que se enfrenta a una severa sequía, esto es realmente inaceptable. Científicos marroquíes, activistas ecológicos y diferentes asociaciones advierten ahora sobre las consecuencias de la agricultura intensiva en agua que se centra en la exportación en lugar de la autosuficiencia del país.
Una reciente decisión del Gobierno marroquí se hizo eco de esto. Firmada por los ministros de Agricultura y Hacienda y publicado el 22 de septiembre, la decisión pone fin a los subsidios a los cultivos de cítricos, sandía y aguacate, denunciados por su papel en la desecación de ciertas regiones. En concreto, ya no será posible beneficiarse de las ayudas que permitan invertir en el riego localizado a través de la excavación de pozos, el bombeo, equipos de goteo, etc.
"El objetivo es frenar la extensión de las zonas de regadío de estos cultivos que han alcanzado, o incluso superado, los objetivos marcados y dejar espacio a otros cultivos", dice el Ministerio de Agricultura. Con ello se pretende fomentar cultivos con "menor consumo de agua, especialmente el algarrobo, el cactus, el almendro, la alcaparra y la higuera".
Fuente: globeecho.com
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