Así lo han confirmado desde la Agrupación de Cooperativas Agrarias de Extremadura (Acopaex), cuyo presidente, Domingo Fernández, ha explicado que aunque las previsiones iniciales eran de un 20% menos de producción como consecuencia de la sequía, el intenso calor del verano agravó el descenso de cosecha estimado. Como consecuencia de estas circunstancias, "se tuvo que reducir la cantidad contratada con las empresas en relación con anteriores ejercicios, cuando además no había stock de otros años".
Este descenso de producción en comparación con las cifras de 2021 –el año pasado se obtuvieron 2,1 millones de toneladas–, ha reducido las ventas, pero los precios se han comportado de forma óptima y han sido superiores al pasado año, ha apuntado. Sin embargo, los costes de producción (gas, electricidad, combustible...) han subido de forma “espectacular”, de ahí que la rentabilidad y los beneficios sean este ejercicio “más escasos”.
La situación climática también ha afectado al maíz o al arroz o al olivar, con descensos importantes de producción previstos. “En definitiva ha sido un año complicado a nivel global, con la espada de Damocles de saber si continuará la ausencia de agua de cara al próximo ejercicio”, ha manifestado el máximo responsable de Acopaex.
Fernández ha coincidido con otras voces que apuntan a acometer una reflexión profunda sobre el futuro del campo extremeño debido a situaciones como la sequía, aunque ha reconocido que “frente a la ausencia de agua no se puede luchar... la única solución es esperar acontecimientos y que llueva”.
Fuente: interempresas.net