"No nos pongáis obstáculos". Ese es el mensaje de los pequeños productores como Tim Stanton, de Fear Bush, Nueva York, sobre el futuro de sus pequeñas explotaciones agrícolas. "Todo el que se dedique a la agricultura está haciendo algo bueno. Dejadles hacer su trabajo. El Gobierno pregunta qué es lo que puede hacer para ayudar y yo solo le digo que nos dejen tranquilos", asevera Stanton, de Stanton’s Feura Farm and Markets.
Stanton dice que muchos pequeños agricultores carecen de los recursos para cambiar las cosas que, tal vez, una gran explotación podría.
Lo cierto es que ha sido un año difícil en el sector agrícola –costes de los insumos en continuo aumento, desafíos climáticos, las consecuencias de la COVID-19, etc.–, lo cual no les está poniendo las cosas fáciles a los productores y expedidores. "Afecta a todo el mundo, pero los pequeños productores están menos preparados para hacerle frente a esto", dice Stanton. "Muchos pequeños productores carecen de los recursos para cambiar las cosas que, tal vez, una gran explotación podría. Nosotros no podemos trasladar nuestros campos a México, por ejemplo. Somos una finca familiar arraigada aquí".
El incremento de costes de los combustibles fósiles, el embalaje, etc., se ha duplicado como mínimo en el último año. Y aunque se pueda hacer frente a los costes, el acceso a productos relacionados con el cultivo puede ser otro problema distinto. El pasado otoño, Feura Farm, por ejemplo, tuvo problemas para conseguir bolsas de plástico para que los consumidores pudieran ir a recolectar sus propias manzanas. "También compramos el pasado diciembre una pieza nueva de maquinaria que todavía no ha llegado", añade Stanton. "Está comprada y pagada a una empresa estadounidense, pero lleva mucho retraso con la producción".
Los costes laborales suponen una gran parte de estos insumos, en particular dado que los salarios H2-A, por ejemplo, han subido en todo el país entre un 5 y un 10 por ciento este año. Esto hace que los pequeños productores se lo piensen mucho con respecto a los cultivos de la temporada próxima. "Lo primero que se verá afectado es la fruta pequeña. Cultivamos frambuesas y arándanos y más del 50 por ciento de los costes del producto final corresponden a la mano de obra. Este es el tipo de decisión que tendremos que tomar, si deberíamos dejar de cultivar frambuesas y, en cambio, comprarlas en México o Guatemala, donde la mano de obra es más barata", expresa.
El pasado otoño, Feura Farm tuvo problemas para conseguir bolsas de plástico para que los consumidores pudieran ir a recolectar sus propias manzanas.
Importación vs. exportación
De hecho, como ha informado recientemente el USDA, Estados Unidos pronto importará más productos agrícolas de los que exporta. Y aunque Feura Farm vende al retail el producto que cultiva, también compra producto. "Tradicionalmente, estaríamos recibiendo mucho más de California, pero cada vez hay menos producto de California y más y más de Chile, Perú y México", explica Stanton. También de Canadá. "Nos llega mucho género de Canadá que antes habríamos obtenido en California; es mucho más económico comprar las verduras en Canadá porque cuesta mucho llevarlas de una punta a otra del país. Cualquier tipo de melón procede de Florida en lugar de California en temporada baja por los costes del transporte". Añade, así mismo, que esta situación está dejando a los productores en un estado de estancamiento con respecto a sus productos propios, pues "a nadie le enloquece la idea de ampliar o crecer más. Se está a la espera de ver qué ocurre, lo cual no es muy bueno".
Stanton dice que su producción de frutos pequeños podría verse afectada por el sinnúmero de problemas que los pequeños productores están experimentando.
Aunque la vida en el campo no era fácil antes de todo esto, ahora las vidas de los pequeños agricultores son particularmente difíciles. Feura Farm es una explotación agrícola diversificada con numerosos y variados cultivos. "Podemos cambiar nuestros cultivos si uno necesita más mano de obra o los insumos son demasiado caros. Pero no quiero ser el único que quede, como si fuera un animal en un zoo", manifiesta. "Veo que está ocurriendo. Cualquiera que quedara en los márgenes preguntándose si continuar antes de esto, va a abandonar".
Eso podría incluir la próxima generación de agricultores. "Lo que me molesta de todo esto es lo que se le está haciendo a la generación más joven de agricultores. Mi hijo tiene 33 años y, cuando yo tenía su edad, lo veía todo con mucho optimismo", relata. "Él es optimista en el sentido de la agricultura, pero es muy pesimista sobre lo que se le va a poner en el camino para evitar que haga su trabajo. Es algo muy triste y no augura nada bueno para el sector".
Para más información:
Tim Stanton
Stanton’s Feura Farm and Markets
[email protected]
http://www.stantonsfeurafarm.com/