En Países Bajos, el comercio de zanahorias es de todo menos ajetreado. "El mercado sigue muerto", dice Paul van der Linde, que compra y vende las hortalizas en Van der Linde. Tampoco espera que la situación cambie el mes que viene. "Solo cambiará si pronto llega un frío glacial, de lo contrario las cosas seguirán tranquilas durante un tiempo".
"La cosecha sigue en pleno apogeo en Europa del Este. Para evitar los altos costes energéticos, los productores intentan mantener sus cosechas en el campo el mayor tiempo posible. Así que esos países están totalmente fuera del mercado, y nosotros los necesitamos para nuestras zanahorias lavadas. Las empresas belgas parecen tener todavía bastante trabajo, al contrario que los Países Bajos, donde todo está inusualmente tranquilo".
Pero los precios no están bajo presión, añade Paul: "Se mantienen bien, simplemente porque las expectativas están por las nubes. La semana pasada, los productores locales cotizaban a 0,24 euros las zanahorias de campo. Pero hay que añadir que se comercia muy poco. Las cosas tienen que cambiar en la segunda mitad de la temporada".
"La calidad de las zanahorias vuelve a ser problemática este año. Hay muchos lotes con podredumbre. Los que estamos en el mundo de la zanahoria ya nos hemos acostumbrado un poco a eso, pero los demás lo descubrirán de nuevo, por lo que tampoco será un año excelente. El año pasado lavamos lotes de 750 kg; este año, lo máximo han sido cajas de 600 kg. Los rendimientos han sido buenos este año, y hay muchas zanahorias pequeñas, por lo que las de calibre C serán escasas", concluye Paul.
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Paul van der Linde
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