Hace cuatro años, los primos Rick de Boer y Willem de Boer se convirtieron en los propietarios de tercera generación de la empresa procesadora de zanahorias W. de Boer, de la localidad holandesa de Westwoud. En estos cuatro años, los primos se enfrentaron a varios desafíos. "Poco después de que nos convirtiéramos en propietarios, estalló la pandemia de coronavirus. El año pasado, el mercado de la zanahoria fue malísimo y actualmente estamos lidiando con unos precios muy altos", dice Willem.
Willem de Boer.
Y es que el frío en el sur de Europa tiene su impacto en la oferta europea de zanahorias. "De repente, la demanda viene de todas partes: Alemania, España, Portugal, la República Checa, Hungría y Polonia. Puesto que los productores y procesadores holandeses solemos llenar las brechas, estamos muy ajetreados en estos momentos. Nos están llamando clientes que habíamos perdido de vista durante años", dice Willem. "Al mismo tiempo, el producto en campo es muy caro. Estamos pagando 65 céntimos el kilo a los agricultores".
Las tareas se reparten: Rick se ocupa de las compras, Willem de las ventas y desde hace varios años, su hermana Noortje se encarga de la administración. "Noortje es realmente una persona de muchos oficios", comenta Willem. "Nos quita muchas cosas de encima. Por ejemplo, ha estado investigando las mejores opciones para la instalación de 1.400 paneles solares en el techo del almacén, haciéndonos autosuficientes en términos de energía. Esta es una gran ventaja dados los precios actuales del gas y de la electricidad".
Willem y Noortje.
Las zanahorias de invierno son, con diferencia, la especialidad de la empresa W. de Boer & Zn. Al llegar al almacén, las zanahorias primero se lavan, se pulen, si es necesario, y se clasifican en tres categorías diferentes. Luego se someten a un láser óptico de forma totalmente automática para detectar daños y defectos estéticos, después de lo cual se envasan para los clientes nacionales y extranjeros. "La clasificación óptica se lleva a cabo en nuestra empresa desde hace dieciséis años. Mi padre fue el primero en los Países Bajos en comprar una máquina Odenberg en Dinamarca, y fue todo un acierto", dice Willem.
"Envasamos unas 30 toneladas de zanahorias por hora", dice Willem. "Solíamos tener nuestro propio cultivo, pero dejamos de ser agricultores nosotros mismos. Compramos las zanahorias en la zona, pero también en otras áreas de cultivo, como Noordoostpolder, Zelanda y Groningen". Según Willem, la calidad de las zanahorias es muy buena este año. "El año pasado, sin embargo, tuvimos que destinar unas 10.000 cajas para alimentación para el ganado".
En los últimos años, la empresa ha intentado procesar también varias especialidades de zanahorias, como la zanahoria amarilla y raíz de perejil, pero resultó no ser tan fácil. "Y es que el mercado de estos productos está muy ajustado. Una hectárea de cultivo de más ya puede alterar el mercado", dice Willem. Si bien el procesamiento de la remolacha había pasado a un segundo plano, la empresa quiere retomar esta actividad. "Nos hemos dado cuenta de que a los clientes de la región les resulta fácil poder abastecerse de este producto en las inmediaciones. En el caso de las remolachas, las ventas suelen llevarse a cabo en el mercado libre. Ciertamente se puede ganar dinero con las remolachas, pero la materia prima tiene que ser de óptima calidad".
En verano, los primos De Boer trabajan por cuenta ajena recolectando peonías. "Con algunos ajustes a las máquinas cosechadoras, también es posible recolectar esquejes de peonía, que luego se pueden lavar con nuestro sistema de lavado de desarrollo propio", dice Willem. "Somos flexibles y los ajustes se pueden realizar de manera rápida. Ajustamos nuestra línea de procesamiento de zanahorias a remolachas en unos minutos. La flexibilidad es nuestra fortaleza".
Para más información:
W. de Boer & Zn
Oudijk 26
1617 KR Westwoud (Países Bajos)
[email protected]
www.deboerwestwoud.nl