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¿Qué papel tiene la maleza en la transmisión del ToBRFV?

Un nuevo nombre se incluye en la ya extensa lista de países que han detectado oficialmente en su territorio el virus rugoso del tomate (ToBRFV); en este caso, Eslovaquia.

La ONPF del país informó recientemente a la Secretaría de la EPPO sobre este primer hallazgo de ToBRFV en un invernadero de 2,5 hectáreas que producía frutos de tomate (Solanum lycopersicum) en el municipio de Levice. Como revela la EPPO, “la semilla se originó en los Países Bajos y las plántulas fueron cultivadas por una empresa austriaca”.

La semilla es el vector que podría considerarse a priori como determinante en la transmisión de la enfermedad, pero un estudio publicado en 2022 por científicos de la Universidad de Jordania y del Instituto para la Protección Sostenible de las Plantas-Consejo Nacional de Investigación (IPSP-CNR) de Italia, pone también el foco sobre el papel de las malezas hospedantes del virus en la epidemiología de la enfermedad.

“El virus de la fruta rugosa marrón del tomate (ToBRFV) se describió inicialmente en tomates cultivados en invernadero en el valle del Jordán en 2015. Desde entonces, este virus se ha detectado todos los años en áreas de cultivo de tomates en Jordania”, describen los autores del artículo, publicado en MDPI. “Desde febrero de 2019 hasta noviembre de 2021, se recolectaron malezas en campos de tomate e invernaderos en el Valle del Jordán y las tierras altas en las principales áreas de cultivo de tomate. Se encontró una amplia gama de especies de malezas (30 especies de plantas correspondientes a 16 familias) en los cultivos de tomate y la mayoría de las plantas recolectadas eran asintomáticas (con algunas excepciones que mostraban amarillamiento, retraso en el crecimiento, mosaico o moteado)”.

Sin embargo, “de 258 muestras recolectadas, se detectó ToBRFV (DAS-ELISA seguido de inoculación mecánica a Nicotiana tabacum, D. metel, D. stramonium y confirmado por RT-PCR) en 114 muestras correspondientes a 12 especies de plantas: Amaranthus retroflexus, Beta vulgaris subsp. maritima y Chenopodium murale (Amaranthaceae); Conyza canadensis y Taraxacum officinale (Asteraceae); Malva parviflora (malváceas); Oxalis corniculata (Oxalidaceae); Portulaca oleracea (Portulaceae); Verónica syriaca (Scrophulariaceae); Solanum elaeagnifolium y S. nigrum (Solanaceae); y Corchorus olitorius (Tiliaceae). Las especies de plantas para las que más del 50% de las muestras recolectadas estaban infectadas incluyeron A. retroflexus, C. canadensis, T. officinale, C. murale, M. parviflora, V. syriaca y S. nigrum”.

Durante estos estudios, también se recolectaron frutos maduros de S. nigrum de plantas sintomáticas para experimentos adicionales para evaluar la transmisión de semillas de ToBRFV. Los resultados mostraron que ToBRFV podría transmitirse de semillas contaminadas de S. nigrum a plántulas a una tasa baja (aproximadamente 1,9%).

“En general, este estudio subraya la necesidad de reconsiderar las medidas de control en las prácticas de cultivo de tomate antes de plantar el siguiente ciclo de crecimiento, ya que las malezas pueden llevar un inóculo primario de ToBRFV. La eliminación de plantas hospederas alternativas y la eliminación de restos de plantas después de la cosecha y la eliminación de malezas, eventualmente controladas mediante la quema de malezas, juegan un papel importante en un intento de prevenir la propagación de enfermedades”, aconsejaban los autores del estudio. “Los agricultores también deben emplear estrategias regulares de deshierbe para evitar la acumulación de malezas que puedan transmitir ToBRFV”.

Puedes leer con más detalle los resultados del estudio aquí.