En la región colombiana del Magdalena, los productores de banano se enfrentan a los efectos adversos del cambio climático, como el calor extremo y la irregularidad de las lluvias, que han aumentado los costes de producción y reducido significativamente los rendimientos. El estrés ambiental que sufren las plantas de banano ha acentuado su vulnerabilidad a enfermedades como el Fusarium R4T, un hongo que se ha detectado en más de 25 países y que supone una grave amenaza para la producción mundial de banano. La normativa colombiana prohíbe el cultivo de esta fruta en las tierras afectadas durante tres décadas.
Un agricultor local destacó las nefastas consecuencias de la posible propagación de la enfermedad, que podría provocar un desempleo generalizado entre los trabajadores agrícolas. A pesar de los esfuerzos de adaptación, incluida la adopción de prácticas de comercio justo, persisten los problemas económicos, agravados por la actual crisis climática y la inflación. El fenómeno de El Niño ha intensificado aún más estos retos, al quedar dañados los cultivos por el aumento del calor y la alteración de los procesos de fotosíntesis.
Los impredecibles patrones meteorológicos han provocado tanto inundaciones como graves sequías en la región, y algunas explotaciones han sufrido una caída productiva de hasta el 50%. Entre las medidas para mitigar estos efectos figuran el uso de bambú como barrera contra el viento, la instalación de bombas de agua y el establecimiento de zonas de cuarentena para protegerse de la R4T. Además, los agricultores han adoptado métodos de fertilización orgánica como parte de un plan de mejora de la productividad, lo que ha dado lugar a un aumento del 32% del rendimiento por hectárea en las explotaciones participantes.
Fuente: independent.co.uk