El doctor Merfield dice que si hubieran fijado la malla al suelo no habría pasado ni un psílido y el control habría sido del cien por cien. "Es como una mosquitera de las que tenemos en casa, si mantienes las mosquiteras cerradas no entra ninguna mosca en casa, fin de la historia, es así de simple".
Aunque la malla se usa ampliamente en Europa, el doctor Merfield dice que en Nueva Zelanda todavía no está generalizado su uso, por lo que el coste exacto se desconoce.