El daño causado por la larva cogió por sorpresa a losagricultores de Brazlândia en Brasil.
“Esto asusta, porque no se puede matar a esta plaga. Lospesticidas no ayudan. Así que perdí todos mis frutos y el daño es grande”, cuenta un productor que cultiva tomates desde hace más de 14años. Dice que ésta fue la primera vez que encontró la plaga con laHelicoverpa en sus plantaciónes.
Además, destaca que las nuevas medidas en la aplicación de plaguicidas fueronen vano. Era necesario llevar a cabo una gestión integrada, con productosquímicos y biológicos para controlar la plaga. Sin embargo, el productortodavía encuentra larvas en la fruta.