El Plátano de Canarias obtiene el sello europeo de IGP
Este reconocimiento, solicitado por los productores y tramitado por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, supone que sólo la producción isleña obtenida bajo los controles y certificación requeridos podrá comercializarse aludiendo al Archipiélago, evitando así la competencia desleal.
Quedan amparadas bajo esta IGP los plátanos de la variedad Cavendish de la especie Musa acuminata Colla cultivados en Canarias y destinados al consumo en fresco. Asimismo, se establece una zona geográfica de producción delimitada, centrada en los terrenos de uso agrario del Archipiélago situados por debajo de los 500 metros sobre el nivel del mar. Las suaves temperaturas y los vientos húmedos que llegan a las Islas marcan el lento desarrollo de las plataneras y el mayor tiempo de maduración del fruto, aspectos que determinan las características diferenciales que avalan la notoriedad de la marca.
Los plátanos producidos en el Archipiélago bajo estas condiciones presentan un gusto característico a causa de su composición con alto nivel de azúcares y baja cantidad de almidón. Esto incrementa su dulzor y hace que presente mayor contenido en potasio y fósforo y una menor cantidad de sodio y calcio con relación al plátano de otros orígenes.
Además, la riqueza en compuestos aromáticos característicos le aporta un intenso aroma y la gran actividad enzimática le aporta las características motitas pardas en la piel, que se han convertido en su signo de identidad. Todos estos aspectos diferenciales le confieren al Plátano de Canarias unas cualidades físicas, químicas y organolépticas distinguidas y apreciadas por el consumidor. En cuanto al calibrado, que es obligatorio, se establece por la longitud del fruto y el grosor, siendo los valores mínimos de 14 cm y 27 mm respectivamente.