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La opinión de Francesco Perri

Italia: La evolución de la citricultura en la llanura de Síbari

Italia produce, de media 400.000 toneladas de clementinas. Alrededor de 20.000 hectáreas están dedicadas al cultivo de cítricos en la llanura de Síbari, en Calabria, lo que constituye el 50% de la producción of clementines.

Hasta hace quince años, solo cultivaban clementinas comunes, que son frutas muy sabrosas, de alta calidad, sin semillas y de calibre pequeño-mediano, fáciles de pelar y con una relación equilibrada entre azúcar y acidez. Desde la década de los ochenta, esta fruta ha sido el principal activo de la economía de la llanura de Síbari. 

"Habíamos previsto que las cosas no fueran siempre tan bien con el paso del tiempo", reconoce el agrónomo Francesco Perri (abajo en la imagen), uno de los principales expertos en cítricos de Italia. "El principal problema es que las clementinas comunes se pueden almacenar durante 45 días aproximadamente. El gran periodo de cosecha comienza el 10 de noviembre y continúa hasta finales de año".



Hace veinte años se iniciaron varios experimentos coordinados por el Instituto Experimental para la Citricultura (ahora CRA). "Los campos experimentales se iniciaron para hacer frente a diversas variedades de distintos países de la cuenca mediterránea, además de a algunas mutaciones de yema identificadas en Italia. Pudimos evaluar las diferentes características, tiempos de cosecha, susceptibilidades y resistencias.

"Debido a que los periodos de investigación son bastante largos, para obtener datos fiables se necesitaron diez años. Comprendimos qué selecciones podríamos adaptar al clima italiano y, en especial, al de Calabria (llanura de Síbari, Lamentino y llanura de Gioia Tauro), Basilicata (llanura de Metapontino) y Apulia (llanura entre Massafra, Ginosa y Palagiano)".

La innovación de producto y de procesos son instrumentos necesarios para llevar a cabo estas mejoras. 

Innovación de producto
Diversas variedades de clementina, tanto tempranas como tardías, se seleccionaron para poder ampliar el tiempo de producción de 45 días a 5 meses (de octubre a febrero).

Todavía hay experimentos en marcha y en estos momentos estamos centrando nuestra atención en unas clementinas muy tempranas (que acelerarían la cosecha en 10-15 días) obtenidas a partir de la Oronules, una variedad muy común en España. Algunas presentan problemas agronómicos, mientras que otras parecen más prometedoras. "Veremos cómo salen las pruebas, porque no tenemos un objetivo final, solo queremos mejorar la calidad y el tiempo de producción", explica Perri. 


Izquierda: árboles tardíos; derecha: árboles tempranos.

Un aspecto que a menudo no se tiene en cuenta es el potencial de la zona. "De hecho, lo primero que hicimos con algunas empresas fue ubicar el área que mejor podría exaltar las características de los diferentes cultivares. Existen muchos tipos de suelo y microclimas en la llanura de Síbari. Por ejemplo, el Hernandina es un cultivar tardío que se cosecha durante la segunda quincena de enero y puede almacenarse en frío durante más de un men a entre 7 y 8ºC con una humedad de entre el 85 y el 90% sin fungicidas ni productos químicos. Esto significa que el producto puede venderse hasta finales de febrero".

El objetivo es ampliar el calendario de ventas más allá de febrero. Para ello, se inició un importante proyecto junto con el CRA para la difusión de una serie de híbridos entre naranjas (principalmente la Tarocco) y clementinas. Al ser triploides, estos híbridos no producen polen y, por tanto, pueden cultivarse junto a las clementinas sin problemas. 

"Los calibres están entre los de las clementinas y los de las naranjas Tarocco. Son fáciles de pelar, no tienen semillas y el sabor es una mezcla del de los dos 'padres'. Algunos de estos híbridos incluso están pigmentados, lo que los hace únicos. Uno en particular, que madura entre febrero y marzo, tiene un aspecto muy agradable porque tanto la piel como la pulpa están pigmentados. Se llama Modared y se producirá a partir de este año".


Calendario de maduración de los triploides, entre octubre y marzo.

Innovación de proceso
Prácticamente toda la producción de la llanura de Síbari se cultiva con métodos de control integrado, y parte de ella es ecológica. El control integrado consiste en el uso racional de fertilizantes y productos para proteger la fruta de los parásitos. 

"Hace poco que hemos vuelto de España, donde visitamos a algunos de los principales productores. Tras años de colaboraciones con algunos investigadores y técnicos españoles, cada vez que hago una visita estoy más convencido de que tenemos formas distintas de hacer agricultura y formas diferentes de gestionar el sistema de producción de cítricos.

"Los españoles utilizan muchos productos químicos: fertilizantes, pesticidas y herbicidas. De forma casi exclusiva, nosotros usamos maquinaria para ocuparnos de las malas hierbas". El hecho de que los españoles utilicen muchos productos químicos genera una serie de problemas medioambientales. El agua subterránea a menudo está contaminada con nitratos y hay muchos residuos.



Izquierda: fruta española; derecha: fruta italiana.

Según Perri, la formación de los italianos y los españoles es diferente y, por tanto, también lo es la mentalidad. Los técnicos italianos se preocupan mucho por el medio ambiente y por la salud de los operadores y consumidores, por lo que "nuestras técnicas de cultivo son más respetuosas con el medio". La UE reconoce que los técnicos y productores italianos son los que más investigan y utilizan métodos sostenibles. 

"Otro aspecto fundamental que nos diferencia de España son los calibres. Las clementinas son los cítricos de más sabor, pero sus calibres son pequeños-medianos, aunque hay ciertos cultivares que producen algunos más grandes. En la península Ibérica, el principal cultivar es el llamado Clemenules (50%) y produce calibres grandes. También se probó en Italia, pero los calibres eran demasiado grandes, mientras que en España, el resultado es perfecto. Esto no significa que sean mejores que nosotros, sino que allí las selecciones que producen calibres más grandes funcionan bien. Al contrario, si nuestras clementinas se cultivaran allí, serían demasiado pequeñas.

"Debemos destacar que la calidad de una fruta (sabor y características organolépticas) no dependen del calibre. Este concepto deben darlo a conocer los operadores y los envasadores. Debemos explicar a los consumidores que la calidad no depende del calibre".



Según el experto, otro aspecto fundamental es que alrededor del 70% de la fruta en Italia se destina al sector minoristas, que ahora es el principal canal de comercialización. "A menudo, los responsables de compra no conocen los diferentes territorios y su producción. De hecho, muchos ni siquiera saben que el sector citrícola está llevando a cabo un plan de renovación en Italia, pues tienden a pensar que es España quien lo hace. No obstante, hay que decir que España produce más que nosotros y es más dinámico".

El problema es que esas empresas que creen en la innovación son muy pocas. No obstante, esto significa que hay empresas que están al mismo nivel que los líderes del sector. Por otro lado, algunas organizaciones de productores no innovan y producen principalmente clementinas comunes y naranjas Navelina, por lo que su futuro está en peligro.

Contacto:
Francesco Perri
Móvil: (+39) 338 4164800
Correo e.: f.scoperri@libero.it
Fecha de publicación: