Las compras de víveres crecieron porque la demanda ha sobrepasado el nivel de producción interna. Esta, a su vez, no ha podido salir de su precariedad, porque sigue siendo, en la mayoría de los casos, parcelada y sin inversiones significativas para su industrialización, lo que derivó en importaciones legales e ingresos ilegales de alimentos que el país no produce, explicó el economista Jimmy Osorio.
Este medio publicó el lunes, en Informe La Razón, un reportaje sobre la internación ilegal de al menos 30 alimentos por siete rutas. La mayor parte de estos productos son introducidos al país por clanes familiares.
En cuanto a importaciones legales, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y procesados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en 2010 se compraron alimentos por un valor de 357 millones de dólares estadounidenses y en 2014 este indicador subió a 688 millones, es decir, se registró un aumento del 93%.
Compras
En 2014, el país compró trigo en grano (9 millones de dólares), harina de trigo (72 millones), arroz emblanqueado (41 millones) y mezclas y pastas para panadería (35 millones). También se destaca la importación de manzanas, galletas y chocolates.
El informe indica que el 36% de las compras, principalmente de cereales, ingresó al departamento de La Paz con un equivalente de 250 millones de dólares y 306.000 toneladas. Santa Cruz concentra el 28% por un valor de 190 millones de dólaresy 148.000 toneladas de preparaciones alimenticias y cereales.
Según el economista Osorio, este incremento está relacionado además con el crecimiento poblacional y la concentración de habitantes en los centros urbanos del país.
“Nuestra industria es incipiente en el procesamiento de alimentos y la demanda creciente hace que se constituyan empresas importadoras de cereales, enlatados, entre otros, que no podemos procesar en el país y que, gracias a la tecnificación, lo hacen Perú, Chile y Argentina”.
Indicó que el incremento es porque los costos de producción en el exterior son más baratos, “lo cual favorece a que con una suma moderada de dólares se pueda traer gran cantidad de alimentos”.
Ante esta realidad, el profesional propuso la necesidad de “generar una reforma productiva en el agro” para que sea sostenible y permita crear sectores más eficientes en la producción.
El director del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), Javier Gómez, consideró que este fenómeno se debe a la falta de incentivos a la producción nacional, por lo cual se está empezando a consumir en mayor cantidad los productos procesados y de mar, alimentos que no hay en el territorio nacional.
“Bolivia está utilizando sus mejores tierras en pocos cultivos y debido a la creciente demanda. Es tradicional ver en los mercados nacionales muchos de procedencia peruana y chilena”, señaló.
A diferencia de las parcelas pequeñas que abundan en Bolivia, los países vecinos cultivan en extensas tierras donde termina el horizonte. “Por tanto, debe haber una producción masiva e industrializada para abastecer el mercado interno de alimentos en el país”, sugirió el director del CEDLA.
“Bolivia es un importador neto de productos alimenticios”, indicó por su parte el economista Alberto Bonadona, quien resaltó que el ingreso legal e ilegal de alimentos se debe a la creciente demanda interna de estos productos. La “precaria producción nacional no alcanza a cubrir” la demanda, añadió el profesional.
En cuanto a la producción agrícola total, Bonadona dijo que, como parte del Producto Interno Bruto (PIB) boliviano, ha crecido en los tres últimos años en un promedio del 3,98%, después de un descenso del 1,18 en 2010. Esta situación, aparentemente contradictoria, solo demuestra que la demanda de productos ha crecido en mayor proporción que la oferta, manifestó el profesional.
El economista indicó que la necesidad creciente de alimentos por parte de la población boliviana provocó que los países vecinos —que producen a menores precios y en mayores cantidades (mayor rendimiento por hectárea)— copen los mercados nacionales con sus productos.
Fuente: la-razon.com