"El exceso de humedad ha derivado en enfermedades como el oídio y la pudrición de las cepas. Hay zonas en las que no podemos cosechar ni un solo kilo", comenta Miriam Cutillas, de la empresa alicantina Uvasdoce.
"Tendremos que compensar estas mermas adelantando la importación de uva italiana antes de la cosecha de la variedad Aledo", afirma.
Estas circunstancias se suman a una campaña ya de por sí complicada para la uva de mesa.
"El año pasado tuvimos una campaña muy positiva en cuanto a precios, pero este año está siendo difícil. Muchas empresas han sacado sus producciones al mercado temiendo los efectos de las lluvias, por lo que hay momentos en los que se ha concentrado mucha oferta con partidas de fruta que no reunía la calidad", explica. "Además, desde las cadenas de supermercados también aprovechan estos momentos para hacer promociones, algo que termina de derrumbar los precios".
Por otra parte, a las uvas rojas les está costando más tiempo adquirir coloración, debido a las altas temperaturas de este verano. "Esperamos que cambie la situación a partir de octubre".
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