¡Suscríbase a nuestra newsletter y manténgase al día con las últimas noticias!

Suscribirse Ya soy suscriptor

Está usted usando un software que bloquea nuestros anuncios.

Ya que publicamos noticias gratuitamente, dependemos de los ingresos de nuestros banners. Por favor, le rogamos que desactive su bloqueador de anuncios y recargue la página para poder seguir visitando esta web.
¡Gracias!

Haga clic aquí para leer la guía de cómo desactivar su bloqueador de anuncios.

Sign up for our daily Newsletter and stay up to date with all the latest news!

Suscripción I am already a subscriber

Un paciente desarrolla alergia al kiwi tras un trasplante

Por primera vez, unos investigadores han podido demostrar que la cirugía puede propagar las alergias alimentarias; un hombre de 46 años se ha vuelto alérgico al kiwi tras haber recibido un trasplante de médula ósea de su hermana alérgica. Los investigadores han podido confirmar que la alergia se ha originado en las células de la donante.

Aunque los científicos ya habían visto a pacientes desarrollar alergias nuevas después de un trasplante de médula ósea, esta es la primera vez que han podido demostrar de forma concluyente que las células de la médula ósea de un donante han sido las responsables de desencadenar la reacción, y abre el camino para investigaciones posteriores sobre el origen de las alergias y, lo que es más importante, cómo curarlas.

El hombre se ha sometido al trasplante de médula ósea como parte de su tratamiento contra la leucemia. El objetivo era que las células sanas de su hermana repoblaran su sangre y su sistema inmunitario.

La operación fue un éxito... hasta que decidió comerse un kiwi –algo con lo que nunca había tenido ningún problema antes– y desarrolló "síntomas alérgicos orales", es decir, hormigueo e hinchazón de los labios, boca y garganta.

Los científicos decidieron investigar qué ocurría y lograron aislar las células específicas de su sangre que estaban reaccionando a la presencia del kiwi. Entonces pudieron utilizar una técnica conocida como hibridación fluorescente in situ para confirmar que estas células se habían originado en la médula ósea trasplantada de su hermana.

Los científicos aún no están completamente seguros de cómo ocurre este proceso: una alergia se desencadena cuando el sistema inmunitario cree que una sustancia inofensiva, como el kiwi, es peligrosa, y se ve obligado a atacarla con resultados potencialmente fatídicos.

En este caso, parece que, de algún modo, las células madre de la hermana habían transportado con ellas el mensaje de que el kiwi es el enemigo, y lo transmitieron a las células nuevas derivadas de ellas. Sin embargo, ahora debe investigarse el proceso responsable de ello, lo que podría contribuir a entender mejor qué es lo que desencadena las alergias en primer lugar.

Esta no es la única operación quirúrgica que se sabe que puede propagar alergias –en algunos casos muy raros, las transfusiones de sangre pueden transferir alergias temporales–: el año pasado, un joven desarrolló alergias al pescado y a los cacahuetes después de recibir una transfusión.

Sin embargo, estas alergias empiezan a desaparecer tras la operación porque las células alérgicas activas acaban sustituyéndose. Este estudio, por otra parte, sugiere que las alergias transmitidas por un trasplante de médula ósea son duraderas, ya que son las células madre las que transportan la alergia.

Ahora, la gran pregunta es: si los trasplantes de médula ósea pueden transmitir alergias alimentarias, ¿también pueden curarlas? Este estudio abre la puerta a investigaciones posteriores sobre este asunto, y, con el aumento cada vez mayor de la tasa de alergias entre los niños, no podría llegar en mejor momento.

Fuente: sciencealert.com


Fecha de publicación:

Artículos relacionados → Ver más