Está recibiendo este mensaje porque es la primera vez que visita nuestro sitio web. Si continúa recibiendo este mensaje, habilite las cookies en su navegador.
Está usted usando un software que bloquea nuestros anuncios.
Ya que publicamos noticias gratuitamente, dependemos de los ingresos de nuestros banners. Por favor, le rogamos que desactive su bloqueador de anuncios y recargue la página para poder seguir visitando esta web. ¡Gracias!
You are receiving this pop-up because this is the first time you are visiting our site. If you keep getting this message, please enable cookies in your browser.
Un anuncio publicitario contra el desperdicio alimentario
Save the Food ("Salvemos los alimentos"), una campaña publicitaria del Natural Resources Defense Council que se estrenó el 20 de abril, recurre a las fresas para hacer una potente afirmación sobre el desperdicio alimentario.
Desarrollada de forma altruista por SapientNitro a través de The Ad Council, la iniciativa se centra en una triste realidad: en torno a 40 por ciento de todos los alimentos comprados en Estados Unidos cada año no se consumen, y generan un despilfarro de dinero, agua y energía del orden de 162.000 millones de dólares.
Para ilustrar el problema, un destacado vídeo de dos minutos lanzado en internet (con ediciones comerciales para TV) del sesgado director Martin Stirling sigue la vida de una fresa desde sus comienzos en la planta hasta su odisea de envasado y compra por parte de una familia estadounidense media.
Olvidado al fondo del frigorífico, el héroe (y su cada vez más fétido grupo) entra en un estado lamentable y se percibe que la historia no acabará bien.
Las madres son el público principal porque "nadie toma más decisiones en lo concerniente a la comida: planificación, compra, cocinado y desechado", explica Gary Koepke, director creativo de SapientNitro en Norteamérica. "Sabemos que las madres perciben los hechos que vinculan el desperdicio alimentario con la economía del hogar, por lo que la campaña enfatiza esta información".
La generación Y también es un público clave, según Koepke, porque son "comprometidos e idealistas en cuanto a la ayuda al medioambiente" y muestran interés en los pequeños gestos que les ayudan a experimentar más y a desperdiciar menos".
Acabar con el desperdicio alimentario puede ahorrar dinero a los consumidores, un resultado muy sabiamente empleado por la campaña, que mantiene que desperdiciar menos puede ahorrar a una familia media unos 1.500 dólares al año. Apelar al bolsillo de los consumidores siempre es una táctica inteligente. Al fin y al cabo, ahorrar dinero no tiene fecha de caducidad.